Pekín pone firmes a las empresas
El miedo a perder acceso al mercado más grande del mundo es mayor que cualquier argumento
A medida que el descontento contra lasinjerenciaschinascrecíaesteverano en las calles de Hong Kong, Pekín ha optado por apretarles las tuercas a las empresas que hacen negocios allí para que se pongan de su lado. Bancos, firmas de moda, aerolíneas, la empresa gestora del metro o marcas decosméticahansidoporahoraalgunos de sus objetivos. Todas han cumplido a pies juntillas con lo exigido desdeelcontinente,loqueponederelieve que el miedo a perder acceso al mayor mercado de consumo del mundo es más poderoso que cualquier otro argumento.
Elcasomásnotablehastalafechaes el de la aerolínea local Cathay Pacific, que obtiene en la China continental gran parte desusbeneficios. Primero, la empresa despidió a varios empleadosquehabíanparticipadoenlasprotestas. Enagosto dimitió su consejero delegado, Rupert Hogg, y su jefe de marketing, Paul Loo, aparentemente porque no siguieron con la suficiente rapidezyentusiasmolasórdenesprovenientes deChina. Esonohaevitado que más empleados hayan acabado enla calle por sus posturas políticas.
Es una situación “impactante y vergonzosa”, aseguróDavidWebb, editor delawebfinancieraWebb-site.“Estodounejemplodelainfluenciaquepuede ejercer el gobierno continental en las empresasdeHongKong”.
Las cuatro firmas de consultoría más grandes del mundo –PwC, KPMG, Deloitte y Ernst&Young–
El consejero delegado de Cathay Pacífic tuvo que dimitir por no seguir las órdenes de China
también han tenido que pasar por el aro. Fue después de que algunos de sus empleados publicaran anuncios enlaprensaparaexpresarsusolidaridad con los manifestantes. La respuesta no se hizo esperar al otro lado de la frontera, donde el diario nacionalista Global Times tildó esta acción de “opinión equivocada”. El mensaje fue captado deinmediato, ylas cuatro empresas pidieron a sus trabajadores que no hicieran declaraciones en nombre de la compañía. “El anuncio norepresenta la posición dela firma”, aseguróPwCenuncomunicado.“Rechazamos toda acción y afirmación quecuestione la soberanía china”.
Incluso la española Zara se llevó un tirón de orejas de los nacionalistas chinos másardientes. Fuedespuésde que algunas de sus tiendas amanecieran cerradas el mismo día que había convocada una huelga general en Hong Kong como apoyo a las protestas. Tras ser puesta en evidencia por los medios estatales chinos y ver los llamamientos al boicot en las redes sociales del gigante asiático, la firma deInditexreaccionóconrapidezdesmintiendo que estuviese implicada en la huelga y mostrando su apoyo al principio de “un país dos sistemas” querige enHongKong.
Como señala Morales, esta no es la primera vez ni será la última quePekín actúa de esta forma para favorecer sus intereses. “Con China hay muy poco margen de maniobra. Ellos ponenlasreglas yellos puedencambiarlas, y o lo tomas o lo dejas”, asegura. Por eso, dice, la Unión Europea y otros actores deberían aprender a reaccionar ante este tipo de situaciones demaneracoordinada.“Noestoyafavor de la confrontación, pero tampoco se puede dejar que China se comportedemaneraabusiva.Hayquetrabajar por unas relaciones respetuosas basadas encompromisos”.
Pese a los picos de violencia alcanzados durante el verano yestos episodios de presión, la inmensa mayoría de las empresas están aguantando el tirónsinprecipitarsealaesperadever qué sucede mientras fraguan un plan Bpor si las moscas. “Las empresas internacionales están especialmente preocupadas por la influencia del Gobierno chinoenlaactividad empresarial. Sin duda, hay discusiones sobre reubicaciones y algunas se han efectuado ya, pero a pequeña escala y con tan solo algunos empleados”, señala García-Herrero. Ciudades como Tokio, Taipei o Singapur se perfilan como la alternativa más atractiva. Pero no sería nada fácil, asegura Morales, ya que “la reputación y las sinergias que hay entre Hong Kong y China no las tiene nadie”.
Zara se llevó un tirón de orejas al cerrar algunas tiendas en una jornada de huelga