La Tierra, en la ruleta
El cambio climático que causa desastres naturales y humanos. es también un asunto económico. Tanto, que el último premio Nobel de Economía fue concedido –ex aequo con Paul Romer, investigador de los efectos del cambio tecnológico– al estadounidense William Nordhaus (Alburquerque, 1941), que ha integrado el cambio climático en el análisis macroeconómico a largo plazo. A mediados de los noventa creó un modelo cuantitativo que describe la interacción global entre la economía y el clima. Un modelo utilizado para estudiar las consecuencias de políticas medioambientales como los impuestos al carbono. Y ahora Deusto recupera su pensamiento con un libro del 2013, El casino del clima.
Nordhaus remarca que hay que entender y aceptar la gravedad del problema. El crecimiento económico está produciendo cambios peligrosos para el sistema climático terrestre con consecuencias imprevistas “que probablemente serán graves”. Por eso habla decasino: “Estamostirando los dados al aire y no sabemos cuál será el resultado, aunque podemos anticipar que algunos son poco deseables”. Su objetivo último es “frenar el daño medioambiental que estamos causando”. Para eso traza un libro en el que primero aborda el cambio climático –con entre 3 y 5 grados más para el 2100 si no se adoptan medidas enérgicas– y su impacto, con los daños potenciales concentrados en países de rentas bajas y clima tropical y en sectores como la agricultura y las comunidades costeras. Y con la amenaza de puntos de inflexión, sin vuelta atrás. Nordhaus pasa luego a las estrategias para frenar el avance del cambio climático. La propuesta más prometedora, efectivamente, es la reducción del CO , pero es muy costosa: los límites de emisiones pactados suponen hasta el 2% de la renta mundial anual. Pero pese a las críticas que lleguen, paraelNobelesnecesarioaumentarelcoste de emitir CO : no hay señal más efectiva para cambiar el patrón de consumo. Sobre cuánto y cuándo reducir, dice que es preferible exigir una reducción ya. Y que sea gradual. Las políticas deberían limitar la temperaturaa2o3gradosmásqueenlascifrasdel 1900. Por último, aborda la situación de hoy: gobiernos queseaíslan mientras otros introducen cambios costosos, un desequilibrio que debe conllevar sanciones comerciales a los que no empujan el cambio.