Respiro en septiembre
Los temores existentes durante el verano, que provocaron descensos considerables en las bolsas durante agosto, parecen haberse neutralizado, temporalmente, durante septiembre. No se ha despejado ninguna de las incertidumbres existentes: Brexit; guerra comercial; Italia; o la tensión geopolítica en el golfo Pérsico. Aun así, la intervención del BCE y la Reserva Federal bajando tipos y prometiendo liquidez y tipos bajos durante un largo periodo, junto con el aplazamiento del desenlace de los distintos problemas, ha permitido una recuperación de las bolsas. El índice S&P500 estadounidense de nuevo ronda los máximos históricos, el Eurostoxx se acerca a los máximos de los últimos doce meses y el Ibex se queda rezagado, principalmente por el mal comportamiento del sector bancario y Telefónica.
La desaceleración del crecimiento económico global es un hecho, aunque no sea previsible una recesión ni en EE.UU., ni en Europa en los próximos trimestres. La reducción de expectativas de crecimiento de beneficios empresariales será una constante en los próximos meses.
Las tensiones comerciales son el principal lastre para el crecimiento mundial. Aunque los tuits ciclotímicos de Trump hacen imprevisible adivinar cuál será el próximo mensaje, cada vez parece más cercano, al menos, un acuerdo parcial y temporal que permita al presidente americano mostrar “los éxitos” de su política ante las elecciones presidenciales del próximo año. El temor a un Brexit duro sin acuerdo a fin de octubre se ha disipado. Afalta de acuerdo, asistiremos a una nueva prórroga al menos hasta fin de enero próximo.
Ninguno de los principales riesgos ha desaparecido, pero el dopaje monetario de los bancos centrales ha permitido la recuperación de las bolsas, al menos de momento.