Silicon Valley sideral
El libro comienza con una escena inusual: con Jeff Bezos, el magnate de ese universo que es Amazon, con los ojos empañados. ¿Qué emociona al gigante de la venta online? Estaba en las afueras de Seattle contemplando cómo aterrizaba verticalmente el cohete de su empresa de transporte aeroespacial Blue Origin. Había sido lanzado en Texas, había traspasado la frontera del espacio a más de un centenar de kilómetros del suelo, y ahora caía librementeapesoenSeattlehastaqueelcoheteencendió su motor y acabó aterrizando suavemente. Era el año2015ysólo28días después uncohete mayorque había despegado de Cabo Cañaveral, en Florida, y que no sólo era capaz de cruzar el umbral del espacio, sino de llevar su carga útil a la órbita terrestre, aterrizaba igualmente. Y lo observaba entusiasmado otro magnate: Elon Musk, el fundador de Tesla. Era un cohete de su empresa SpaceX y Musk consideró que se trataba de un momento revolucionario que acercaba la posibilidad de una ciudad en Marte. De repente la cultura de la innovación continua y de la gestión empresarial más afilada de Silicon Valley hacía que la conquista del espacio, paralizada durante décadas, cobrara otro sentido. Y el periodista del Washington Post Christian Davenport ha queridoplasmar sus comienzos llenos deambición y rivalidad en Los señores del espacio.
Después de todo en la carrera también están Richard Branson, el fundador de Virgin, que quiere llevar turistas al espacio para contemplar la Tierra desde lo alto con Virgin Galactic, y estaba hasta su muerte el año pasado Paul Allen, el confundador de Microsoft, que estaba construyendo con su empresa Stratolaunch Systems el mayor avión del mundo, capaz de lanzar cohetes a diez mil metros de altura. Nombres que han apostado ingentes cantidades de dinero a intentar hacer accesible el espacio y a llegar más lejos que los gobiernos: la colonización espacial no la harán ya países sino poderosos gigantes de la bolsa que hanreducido radicalmente los costes de la aventura –ya no hace falta tirar la mitad del cohete para lanzarlo y encima puede aterrizar de nuevo entero– y que ha puesto los egos por las nubes. Si Musk quierellevar comoseasuproyectoaMarte, Bezosha dicho: “Alos amigos que medicen que quieren irse a vivir a Marte algún día les digo: ¿Por qué no os vais a la Antártida primerotresañosyveisquéosparece?”.