Más educación financiera
En el pasado tener educación financiera era considerado como un lujo, una opción de trabajo para algunos y casi una afición para resto. El nivel de formación financiera no condicionaba las decisiones de inversión, apoyadas en demasiadas ocasiones en la experiencia pasada y en opiniones de familiares y amigos sin formación en la materia. La formación financiera es una necesidad, antes no éramos conscientes de ello, pero ahora lo somos cada vez más, en un mundo tan complejo como el actual donde la anormalidad de tipos de interés oficiales negativos y la represión financiera sobre el ahorro pueden mantenerse más tiempo del deseado.
La formación financiera ha sido siempre fundamental, para todos y en todas las facetas. En el caso de los inversores, una buena formación financiera los llevará a tomar decisiones financieramente responsables, con conocimientos sobre los derechos y las obligaciones en el uso de los productos financieros. La educación financiera también es una herramienta para las autoridades que velan por la protección del cliente, precisamente porque contribuir a fomentar la formación la refuerza. Las entidades financieras dedican enormes recursos para mejorar la educación financiera de la sociedad porque beneficia a todos.
Un estudio de la OCDErefleja con ironía la preocupación de muchos inversores a la hora de decidir sus inversiones: es mucho más estresante que ir al dentista. Cualquier decisión que tiene que ver con nuestro patrimonio o nuestro dinero nunca es fácil, aunque ayuda mucho contar con una buena formación que nos permita ver sus pros y sus contras y desde una perspectiva de medio plazo. El impacto de la crisis fue más moderado en los países con mayor educación financiera y su superación ha sido también más rápida. No es casualidad.