Incertidumbre política
La economía y, en concreto, la actual desaceleración, ya está en campaña. Una visión generalizada es atribuir a la falta de un gobierno estable, y a la repetición de elecciones, una parte de la responsabilidad en la ralentización del crecimiento económico en España. Algunos análisis, en un ejercicio realmente muy aventurado, se atreven a ponerle una cifra: la incertidumbre de la política económica estaría costando entre una y tres décimas del PIB. La realidad es que la economía española ha crecido más rápido que la mayoría de los países desarrollados a pesar de la incertidumbre política generada por cuatro citas electorales desde el 2015. Evidentemente, siempre sería posible argumentar que podría haber crecido incluso más si no hubiera estado marcado por la incertidumbre política. Pero otros muchos países han sido políticamente más estables y, sin embargo, han crecido mucho menos. Un ejemplo claro es la evolución de la inversión inmobiliaria, especialmente la internacional, que ha vivido ajena a la falta de gobierno. De hecho la inversión en el mercado terciario desde el 2015 ha sido muy superior a la observada en los cuatro años anteriores al comienzo de la crisis financiera.
La realidad es que evaluar el impacto de la incertidumbre política supone construir un contrafactual (que habría sucedido en una situación alternativa) lo cual resulta bastante complejo pues requiere hacer muchas suposiciones sobre qué podría haber pasado y no sucedió. Por ejemplo, si la falta de acuerdo para formar gobierno ha derivado en unas nuevas elecciones, ¿cuál era la alternativa? Si el contrafactual es un gobierno de coalición PSOE-UP entonces nos podríamos encontrar con una elevada probabilidad (no olvidemos la querencia del líder de UP por controlar televisiones públicas y servicios de espionaje) con una enorme inestabilidad política llena de desencuentros y traiciones durante seis meses y luego unas elecciones anticipadas. ¿Realmente sería mejor esto que unas nuevas elecciones?
Otro argumento es que con un gobierno en funciones y sin presupuestos será más difícil hacer frente a la desaceleración. Se habla constantemente de las limitaciones de la política monetaria para hacer frente a la desaceleración de la economía y se plantea como única posibilidad la política fiscal. Pero teniendo en cuenta las limitaciones de España, debido a su alto nivel de deuda y déficit, es improbable que no tener gobierno tenga una transcendencia vital en este aspecto. Es cierto que la incertidumbre sobre las futuras políticas económicas puede estar causando el desvío de algunas inversiones, pero teniendo en cuenta los problemas políticos en muchos otros países no sería esperable que tuviera un impacto sustancial. ¿Cuáles serían las alternativas? ¿Un Reino Unido camino del Brexit? ¿Una China enfrentada a Estados Unidos? ¿Una India anexionadora de regiones en conflicto?
La realidad es que la incertidumbre política española es una gota de agua en el mar de la incertidumbre política y económica internacional: Brexit, guerra comercial EE.UU.-China, tendencia hacia el proteccionismo, guerras de divisas, problemas geopolíticos globales, etc. Pensar que la formación de un gobierno en España tuviera capacidad de influencia sobre estos problemas sería descabellado. Por otra parte un aspecto positivo y destacable de la crisis política española es la eficacia con la que sigue funcionando la maquinaria del Estado, lo