Cómo nació Netflix
Eso nunca funcionará, espeta Reed Hastings, actual consejero delegado de Netflix, a Marc Randolphenenerode1997. Hastingsdirigeentoncesuna empresa llamada Pure Atria que crea herramientas de desarrollo de software y hace poco ha comprado la start-up Integrity, fundada por Randolph. Ambos van en coche y Randolph le ha propuesto crear bates de béisbol personalizados: los usuarios rellenarán cuestionarios por internet y ellos usarán una fresadora computerizada para crearlos. Hastings no lo ve. Él es como el Mr. Spock de Star Trek, ultrarracional. Si piensa que algo no funcionará, no lo hará. Son los años de la burbuja de las puntocom, en el que ideas no le faltan aRandolph, incluido champúpersonalizado por correo. Hastings dijo no.
Eselmomentodelasepifaníasparahacerlascosas de otra manera, fueran la de los creadores de Airbnb tras ver que no podían pagarse una habitación en San Francisco o Travis Kalanick tras gastarse 800 dólares en un conductor privado en Nochevieja y creando Uber. En cambio Randolph, que ahora cuenta los primeros años de Netflix en Eso nunca funcionará, asegura que la leyenda oficial –que dice que todo comenzó con Reed Hastings devolviendo tarde ApoloXIIIaBlockbusterypagando40dólares de multa– no es exacta. De hecho ellos inicialmente cobrabanpenalizaciones. Y, sobretodo, la ideanovinoenunfogonazo. Para Randolph, las mejores ideas se hacen patentes gradualmente. La idea surgió en un coche con Reed Hastings preguntando por productos quelagenteutilice unayotravez.“Champú”, dice Randolph. “Basta de champú”, dice Hastings. Randolph recuerda que la noche anterior a su hija, tras una pesadilla, sólo le calma un vídeo de Aladdín. “¿Cintas devídeo?”, inquiere Randolph.“Meacaban de sablear 40 dólares en Blockbuster”, replica Hastings. Y añade: “Puede”. Es el inicio de una historia peculiar en un mundo en el que aún existe el vídeo VHS. Piensan en ganar dinero alquilando cintas por correo. Descartan el voluminoso VHS y apuestan porelDVDqueyaestáenJapónynoenBlockbuster. Ellos se van a adelantar. Es el inicio de una locura que pudo interrumpirse tres años más tarde: en plenoestallido delaburbujapuntocom, Netflix seintenta vender a Blockbuster. Valía 50 millones, hoy 150.000. Pero Blockbuster no lo vio claro.