China y el Leviatán
Al inicio de esta década, los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson examinaron por qué fracasan los países y concluyeron que no es la economía sino la política la que los hunde: la falta de libertad bajo el yugo de élites extractivas. Presentaban experimentos naturales como el de la ciudad de Nogales, que se extiende a uno y otro lado de la frontera entre México y EE.UU.. La Nogales de Arizona es próspera, la de México tiene una renta diez veces menoryla mortalidad infantil es alta. Enunanterior libro habían examinado ya los orígenes económicos de la dictadura y la democracia, y ahora publican El pasillo estrecho, que profundiza en por qué en unos países florece la libertad y en otros el autoritarismo.
La libertad, señalan, surge de un delicado equilibrio de poder entre el Estado y la sociedad: ambos deben ser fuertes. Del Wyoming del ferrocarril al Lagos de los noventa, los autores muestran en un fascinante y atroz repaso histórico que la libertad no ha abundado, más bien la dominación y la inseguridad. Las sociedades han vivido la anarquía y la violencia, y muchas veces la han superado con un déspota, y otras, con un poder ausente, pero con una jaula de reglas y costumbres que lo asfixiaba todo. Másmodernamente, hansurgidoestados quelas sociedades controlaban: el Leviatán encadenado.
Los autores teorizan por qué Europa lo logró: la unión entre las instituciones participativas y de abajo arriba delastribus germánicasylastradicioneslegal y burocrática centralizadora del imperio romanoforjaron unequilibrio único entre Estado y sociedad. En China, el Estado se hizo fuerte muyrápido y eliminó la movilización social. EnIndia, la poderosa jaula de normas que es su sistema de castas lo impidió. En EE.UU., el control surgió de un pacto para tener un Estado federal débil que no molestara a los que temían el despotismo ni a los esclavistas del sur. De ahí la desigualdad económica y la falta de voluntad para proteger a sus ciudadanos de la violencia. Hoy, concluyen, una sociedad movilizada es aún más necesaria para controlar y encadenar a un Estado que debe ser más fuerte para enfrentar la desigualdad, el crecimiento lento y amenazas a la seguridad. Paralosquedefiendenelmodelochino, apuntan que es “la lucha entre el Estado y la sociedad la que favorece una capacidad mayor del Estado”.