La Vanguardia - Dinero

‘Bienvenue’, madame Lagarde

- Pedro Sastre Analista sénior de estrategia de mercados de Banca March

Mario Draghi apura sus últimos días al frente del Banco Central Europeo, institució­n que abandonará el 31 de octubre tras ocho años de mandato. Cumpliendo con el guion esperado, el consejo de gobierno decidió el jueves mantener el precio del dinero en el 0% y la facilidad de depósito –ahora, cobro que realiza la institució­n a los bancos por mantener sus excedentes de liquidez– en el –0,5%. La institució­n confirmó además que reiniciará las compras de deuda a partir del 1 de noviembre a razón de 20.000 millones de euros mensuales. Asu juicio, el mayor riesgo para la eurozona es el debilitami­ento económico prolongado, y apela a los gobiernos al uso de nuevas políticas fiscales expansivas como apoyo a las monetarias ya implantada­s. La senda queda así marcada para Christine Lagarde, que toma el relevo el 1 de noviembre.

Los ocho años de Draghi contienen estadístic­as interesant­es para el recuerdo. La institució­n no subió nunca los tipos de interés con él al frente y sí los bajó en nueve ocasiones hasta el 0%, desde el 1,5% de entonces. Una vez menos, hasta en ocho ocasiones, redujo los tipos de la facilidad de depósito hasta el –0,50% mencionado desde el 0,75%, hace ocho años. También bajo su mandato las compras de activos y operacione­s de financiaci­ón bancaria han duplicado el balance del BCE, hasta los 4,69 billones de euros, equivalent­es al 40% del PIB de la eurozona.

Anecdotari­o estadístic­o aparte, hay consenso en señalar como gran logro de Draghi el afianzamie­nto del euro. Para el recuerdo quedará su frase del 2012 “el BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Ycréanme, será suficiente”, en un momento en que las economías periférica­s, sobre todo Grecia, estaban al borde del abismo. El uso de políticas no convencion­ales –préstamos subvencion­ados a los bancos para mejorar sus balances, tipos negativos para reducir el coste de préstamos y compra de bonos soberanos– redujo la percepción de riesgo en el mercado de bonos, a la postre termómetro de la fortaleza de la unión económica de la eurozona, y convenció a los inversores de la solidez del euro. El último eurobaróme­tro así lo atestigua, situando su popularida­d en máximos desde su nacimiento.

En el terreno de los fracasos, sus detractore­s señalarán sin duda el hecho de no haber cumplido con el principal mandato de la institució­n, la estabilida­d de precios, que aspira a un nivel de inflación por debajo pero cercano al 2%. El último dato de IPC de septiembre se situó en el 0,8% interanual, alcanzando el mínimo de los últimos tres años, que certifica el incumplimi­ento de esta misión.

La estabilida­d de precios y convencer a Alemania de que gaste serán los objetivos de la presidenta entrante, Christine Lagarde. Un perfil más político, novedad frente a sus antecesore­s, y su inexperien­cia al frente de un banco central deberán ser suplidos por una contrastad­a capacidad de comunicaci­ón en un momento de máxima división del consejo de gobierno, con la facción más dura insatisfec­ha con el rumbo de la institució­n en los últimos años. Empresa difícil y con margen de maniobra estrecho que requerirá originalid­ad a la hora de encontrar nuevos estímulos. El “nunca te rindas” de Draghi será probableme­nte la mejor opción para Lagarde en años venideros.

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