Gran tiburón blanco
Apabullante sensación de velocidad y potencia en esta versión gracias a su motor 3.8 V6 biturbo de 570 CV
Si enelcampodelaictiología(la rama de la zoología dedicada al estudio de los peces) el temido gran tiburón blanco es el depredador por excelencia de las profundidades y el más misterioso y mitificado animal acuático, en el universo de los superdeportivos el Nissan GT-R sería su analogía perfecta; el automóvil que mejor reproduce su ferocidad y voracidad insaciable.
De igual forma, si las cálidas y templadas aguas de los océanos son los dominios preferidos del escualo de lomo gris, el circuito o las carreteras rápidas son el hábitat ideal del cupé japonés, que en este caso prefiere perseguir curvas de radio amplio en lugar de presas indefensas. Ymientras queel gigante cartilaginoso acude a la llamada de la sangre con su amenazante aleta avisando de su presencia, el imponente GT-R –que en la versión Track Edition by Nismo se distingue por su alerón defibra decarbono– se siente, en su caso, atraído por devorar kilómetros de asfalto negro y liso; el alimento del que se nutre.
El GT-R ataca los vértices de la carretera con la misma intensidad que la mandíbula del tiburón captura a su víctima gracias a su eficaz sistema de tracción integral, que clava los neumáticos sobre el terreno con igual fuerza que la bestia submarina inca sus afilados colmillos dispuestos para sesgar. Sí, no existe undepredador másmortífero y veloz bajo el agua con la mística del gran tiburón blanco, pero tampoco hay un deportivo más demoledorycontundentesobreelasfalto con el aura del Nissan GT-R.
Auténtico matagigantes, el deportivo nipón es único en su género por el rendimiento que ofrece en relación a su precio –inferior al de otros rivales de prestaciones similares– y también considerando su elevada usabilidad: configuración 2+2 con un maletero de 315 litros. Además, la versión mejorada Track Edition, con componentes casi de competición, como las llantas y las suspensiones heredadas del GT-RNismode600CV, intensifica sus salvajes sensaciones
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VALORACIÓN por un comedido incremento del coste.
Su motor 3.8 V6 biturbo proporciona unos impresionantes 570 CV de potencia a 6.800 revoluciones con 637 Nm de par máximo entre 3.300 y 5.800 rpm que en la posición Confort se dosifican y digieren con facilidad, ofreciendo incluso un más que aceptable nivel de comodidad y suavidad en la conducción.
Adrenalina a chorro
Pero en el modo R, ¡ah, amigo!, la capacidad de empuje de este bloquesevuelvesencillamentedescomunal, absolutamente demoledora, y la rapidez con la que el coche gana velocidad es realmente estratosférica, como lo atestigua su brutal registro de aceleración: de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos con una punta de 315 km/h. Pisar a fondo el gas supone, literalmente, salir proyectado hacia el hiperespacio.
Superar las 4.000 vueltas –todo un ejercicio de valentía– significa liberar un torrente desbordante de potencia. El mal genio de esta mecánica se torna entonces rabioso, casi violento, hasta bien entrada la zona roja del cuenta vueltas.
La sonoridad a altos regímenes intimida y las reacciones del vehículo parecenpropias deunvehículo de competición: todo se afila, se tensa, se endurece y se radicaliza para desplegar un estilo endiabladamente dinámico y eficaz. Pese a ser voluminoso y no especialmente liviano (4,7 mde largo, 1,9 de ancho y con un peso superior a los 1.800 kg), el coche parece conectarse a la carretera, mimetizándose con el relieve del firme. Las sensaciones al volante del GT-RTrack Edition están a otro nivel...