La Vanguardia - Dinero

Marca personal, apuesta ganadora

- Sílvia Forés Presidenta del Foro de Recursos Humanos de Foment del Treball

Yahace años que se habla de marca personal, un concepto que va al alza, especialme­nte en el contexto laboral de incertidum­breal que nos veremos cada vez másabocado­s. El término invita a pensar a futuro, a buscarnos la vida para mostrar nuestro valor diferencia­l e intentar asegurar la empleabili­dad, en una trayectori­a laboral que pinta muylarga. Dehecho, han surgido unbuennúme­rodeconsul­tores especializ­ados que ayudan a las personas a trabajar su marca personal con gran acierto. Si antes el currículum era nuestra única carta de presentaci­ón, ahora la marca nos precede y nos envuelve.

Dicho esto, considero que tener una marca personal potente y bien desarrolla­da es beneficios­o. Sin embargo, en algunos casos, en lugar de sumar, puede restar.

Es unclásico que cuando se incorpora unnuevo trabajador, además del contrato, la empresa le haga leer y firmar unmontónde­papeles tales comoacuerd­o de confidenci­alidad, uso de medios informátic­os, código de conducta... Sin embargo, meextraña que aún haya pocas empresas que guíen a sus trabajador­es sobre qué se espera de ellos en cuanto al desarrollo de su marca personal en el seno de la compañía.

Dehecho, pienso que las empresas pierden una gran oportunida­d cuando nocapitali­zan la marca individual de unempleado, siempre que esta sea coherente con la estrategia empresaria­l. Hayque tener en cuenta que, en el contexto que vivimos, una opinión de unempleado con una potente marca personal puede generar mayor credibilid­ad que otras acciones de marketing máscostosa­s usadas para potenciar una marca o producto.

Yheaquí la gran contradicc­ión. Cómoempres­as que han contratado empleados siendo conocedora­s de su marca personal, habiéndola valorado comopuntop­ositivo en la elección del candidato, acaban optando por enterrarlo­s, a la marca y al empleado.

Fundamenta­lmente he identifica­do tres motivos: primero, miedo a que untrabajad­or demasiado visible acabe marchándos­e a otro empleador, algo totalmente infundado, pues este se acabará yendo, tenga o no marca personal, si lo desea. Segundo, desconfian­za hacia el empleado, por confundir tiempo de trabajo y resultados con desarrollo de su marca personal. Tercero, pura envidia.

Undía alguien dijo que las empresas deben sentir que lo único que haces es vivir para ellas; de lo contrario, corres el peligro de que interprete­n cualquier otra acción comounatra­ición. Es hora de entender que desarrolla­r una buena marca personal nosólo beneficia a untrabajad­or, sino que también se lo llevan ellas.

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