El efecto París
Londres es sin duda una de las grandes capitales del mundo del arte y de las industrias creativas, pero la gran incógnita es qué pasará con el Brexit. Ajuzgar por los últimos acontecimientos, ni el Gobierno de Downing Street lo sabe a ciencia cierta, por lo que cada vez que leo algún artículo que especula sobre el impacto que va a tener en el mercado del arte, no puedo más que sonreír y recordar un titular de The Guardian donde decía que el Brexit tiene más que ver con Mr. Bean que con James Bond.
La incertidumbre no es buena para tomar decisiones estratégicas, por lo que los galeristas británicos han empezado a buscar alternativas para minimizar su impacto. Ypese a que Frieze y Frieze Masters fueron bien, sabemos que están sacando parte de sus stocks relevantes fuera del Reino Unido. Como declaró el megagalerista David Zwirner al Financial Times, “el Brexit lo cambia todo”.
En este impasse, quien saca tajada es la capital francesa. París ya lleva unos años reposicionándose culturalmente. Fue centro artístico mundial hasta 1940, y sus museos no han dejado nunca de ser referentes internacionales. Alo que hay que sumar el auge de las fundaciones artísticas que han florecido al albur de la ley Aillagon, unos galeristas innovadores que están creando nuevos hubs en la metrópoli (Komunuma) y la ampliación del Centre Pompidou en Massy, para funcionar como fábrica de creación. Asimismo, algunas de las grandes galerías abren nuevas sedes en la ciudad, como Zwirner, que busca tener una galería europea, o White Cube, la emblemática galería de los Young British Artists, que ya está reformando un espacio en Matignon. Incluso se especula con que otra de las grandes, la Pace Gallery, está buscando un espacio. Todo lo cual, sumado a la fuerza de las galerías ya establecidas y a su gran feria, la FIAC, nos lleva a poner el ojo en una clara revitalización de su panorama artístico y a hablar de una París renaissance.