Cómo superar una crisis
Jared Diamond vuelve a comparar sociedades en la historia para entender cómo resolvieron momentos decisivos
¿Se pueden aplicar a la crisis de un país, detodaunasociedad, los factores que contribuyen a la resolución de una crisis personal? ¿Los doce factores que han identificado los psicólogos especializados en terapia de crisis? En la resolución de las crisis y en el destino de los países, ¿no tienen una influencia mucho másdecisivasuslíderes, los grandes nombres, sean Hitler, Roosevelt, Willy Brandt o Pinochet, y sería más bien a estos a quienes habría que estudiar? El geógrafo estadounidense Jared Diamond, autor del popular ensayo Armas, gérmenes y acero, porelqueganóelPulitzer, regresa a su celebrado análisis comparadodelassociedadesenlahistoria y apuesta fuerte por la primera opción, sin descartar, ciertamente, la influencia de los líderes, especialmente en tiempos de guerra. Y lo hace con un libro que se titula con esa palabra que acompaña al mundo occidental desde hace ya más de una década, Crisis.
Unvocablo quederiva del sustantivo griego krisis y del verbo krino, y que tiene varios significados vinculados: separar, decidir, hacer una distinción. Y, también, momento decisivo. El momento de la verdad, un punto de inflexión mayor, un desafío que requiere idear nuevos métodos. Diamond quiere emprender una investigación de largo aliento que comienza analizando las crisis de seis países que él conoce a fondo: Finlandia, Japón, Chile, Indonesia, AlemaniayAustralia, algunosdelos cuales han vivido crisis explosivas por razones externas o internas y otros crisis graduales, como en la posguerra alemana cuando llega Willy Brandt y se arrodilla en Auschwitz, esto es, Polonia, y además reconoce a la RDA, o cuando finalmente con la llegada de Gough Whitlam al poder en 1972 se abandona en 19 días, con unas medidas sin parangón en el mundomoderno por su rapidez y alcance, la idea de una Australia blanca y ligada al Reino Unido, abriendo la identidad de un país en transformación.
Por supuesto, entre las historias más impactantes está la de Finlandia en su batalla contra los rusos, que se quedaron con un 10% de su territorio en los años cuarenta, lo quellevó, tras décadasdetemerlese ignorarles, a que el gobierno finlandés de posguerra adoptara un cambio radical: la famosa política definlandización, que suponía un permanente diálogo del país con la URSS e incluso comprarles sus poco atractivos automóviles para mantener la paz tras 100.000 muertos. Además, para pagar las reparaciones de guerra, Finlandia desarrolló su industria pesada y de exportación. Y aún más impactante por exitosa es la política del Japón de finales del XIX, cuando el comodoro Perry planta sus cañoneras frente aEdo(Tokio) paraqueelpaís abra sus mercados. Todos tendrán claro en Japón que aún no poseen tecnología militar para enfrentarse, pero que con paciencia e inteligencia la lograrán, y el Japón de la restauración Meiji es capaz de seleccionar lo mejor de los modelos extranjeros: ejército alemán, armada británica o reforma educativa estadounidense, a la vez que envían misiones para aprender tecnología por todo el mundo. Y que impulsan la conservación de sus tradiciones, de la moral confuciana o el sintoísmo: elevan un muro entre lo que es necesario cambiar y lo que debe ser preservado. También se autoevalúan realistamente al entender cuál era su fortaleza ante EE.UU. Y tienen paciencia. No así en la Segunda Guerra Mundial, cuando mandan jóvenes exaltados sin experiencia en el extranjero.
Ymuchos de esos factores son los que Diamond, cuya mujer es psicóloga, señala que se identifican en las terapias de crisis personales para establecer la probabilidad de resolverlas: reconocimiento de vivir una crisis, aceptación de la responsabilidad personal, construcción de un muro que separe lo que funciona de lo que se debe cambiar, obtención de ayuda de los demás, adopción de los demás como modelo, autoevaluación honesta, paciencia, flexibilidad, experiencia de las crisis anteriores... Factores que aplica a la historia y, también, al futuro: al de EE.UU., en el que ve una incapacidad de los ricos de autoevaluar correctamente el país y ver que hay algo que no funciona, la enorme desigualdad, y al del mundo, en el que no se da positivamente casi ninguno de esos factores y en el que, reconoce, hay unacarrera entre las fuerzas destructivas y el caballo de la esperanza y cada vez faltan menos décadas para saber el resultado.