Salir en la foto en España
Miriam González denuncia la inmensa concentración de poder en los políticos españoles, inaudita en nuestro entorno
Quizá no parezca el momento más oportunoparahablar deliberalismo cuando el partido que más reivindicaba su ideario en España ha sido casi borrado del Congreso, pero es una situación que a Miriam González Durántez (Olmedo, 1968) no le viene de nuevo: además de abogada especializada en comercio internacional y vicepresidenta de UBS Europe es esposa de Nick Clegg, que fue líder del partido Liberal Demócrata británico y viceprimer ministro en coalición con David Cameron. Cleggdimitiódespuésdequesu partido fuera también casi borrado del mapa tras esa coalición, aunque tras el posterior desastre del Brexit los liberaldemócratas se han disparado. YGonzálezDurántezhaescrito un libro, Devuélveme el poder, para reivindicar el liberalismo. En España, el lugar que, recuerda, fue su cuna en Cádiz. Yenel que surgieron las palabras liberal y liberalismo, usadas en todo el mundo.
Reconoce que no está claro qué significa liberal: en EE.UU. son los progresistas de corte social, y en la Europacontinental, los quequieren limitar el Estado del bienestar; en el Reino Unido son de centroizquierda, y en España, de centroderecha. En España, remarca, algunos se definen comoliberales porqueabogan porprivatizaciones ybajadas deimpuestos, pero muchos de ellos tienden a acumular el poder y no aceptan las premisas liberales en materia social. Son conservadores puros y duros. De hecho, añade, Esperanza Aguirre admira a reaccionarios como Boris Johnson.
Enelliberalismo haymuchosmatices, admite, yparaella la clave es la dispersión del poder: limitar el poder arbitrario y devolver el poder al ciudadano. Y la cuestión, asegura, es que España, un país de enorme potencial, con capacidad de reinventarse y salir adelante, está limitado gravemente por un sistema que centraliza el poder en los partidos políticos, que lo controlan todo: puestos altos, medios y nimios, contratos, empresas públicas, organismos supervisores, universidad, televisión, subvenciones, justicia... y casi sin controles ni límites. En pocas democracias consolidadas los ciudadanoshancedidotantopoder.
“El rasgo más marcado de nuestro sistema político es, de lejos, su carácter partitocrático e iliberal”, dice. Tenemos más del doble de políticos, entre 300.000 y 400.000, que de científicos o médicos. Y hay un enorme clientelismo que corroe el país. Hay arbitrariedad en la designación de puestos en todos los niveles de la Administración. En Dinamarca cada ministro nombra un solo asesor. En el Reino Unido no cambia casi nadie en la Administración cuando cambia el gobierno.
Luego está la manipulación de la contratación pública, con una ley que permite sobrecostes de hasta el 50% en las obras. Muchas grandes fortunas españolas deben más a la política que las de Brasil. Se apruebannormasyleyesdeformaopacay sin rigor, hay gran distancia entre políticos y ciudadanos, rodeados de asesores, y las listas cerradas otorgan poder desproporcionado a la cúspide de los partidos, ahuyentandoel talento. Esla España de“el que se mueve no sale en la foto”, frente a la que propone empoderarnos: sentir que el dinero público viene de nosotros y decidir racionalmente sobre las prioridades. Hacefalta, indica, un sistema fiscal que ayude a crear oportunidades similares para todos, progresivo, redistributivo y demovilidad social, quecargue más la riqueza improductiva y el capital. Hoy hay impuestos complejos, oscuras deducciones y gran presión fiscal sobre la clase media.
Yesnecesario generar másriqueza. No generamos suficiente no ya para el gasto que nos gustaría sino para el que tenemos. Hay baja productividad, por lo que se trabaja más horas y es imposible conciliar. Por eso, hay que fomentar empresas de más tamaño, una sólida red de empresas medianas, más productivas, capaces de formar trabajadores e invertir que las pequeñas. También invertir en I+D y cambiar un sistema universitario anquilosado. Para competir en la nueva era digital, concluye, hacefalta unsistema ágil centrado en la búsqueda de oportunidades ynounoopacoyque gira en torno al proteccionismo del poder de los propios políticos.