Monetización: misión (im)posible
En el 2001, cuando se produjo la gran crisis de las puntocom, casi todo lo que había en internet era gratuito. La guerra no estaba en cobrar, sino en tener tráfico. Se hablaba de audiencias, por entonces. Cuanto más tráfico, más dinero ganaríamos algún día. Luego pasó lo que pasó. La burbuja. Se derrumbó el castillo de naipes. Mucha gente se acostumbró a no pagar. A no pagar por acceder a noticias. A no pagar por acceder a música. A no pagar por leer libros electrónicos. A no pagar por ver películas.
Gracias a propuestas de valor como las de Netflix o Spotify, se demostró que, a cambio de precios razonables, si se entregaba un buen servicio, la gente está dispuesta a pagar por servicios y contenidos digitales.
Nos hemos pasado casi dos décadas ofreciendo servicios y contenidos gratis. Los diarios tradicionales se dejaron la piel, sus recursos propios e incluso algunos quebraron, por culpa de ese vicio, dar gratis lo que debería haberse cobrado desde un inicio.
La década del 2020 va a ser la era de la monetización. Se trata de convertir en dinero lo que era gratuito o, mejor dicho, podría ser gratuito. El reto no es tanto que la gente haya de pagar como que decida que es mejor pagar. La monetización no es un peaje, no es un impuesto. Es una propuesta de valor. Y es sólo desde esta perspectiva que las empresas que están estudiando cómo sacar partido a sus negocios, líneas de servicio o actividades digitales podrán entender de qué se trata eso de monetizar.
Si reducimos monetizar a “que pasen a pagar por lo que antes era gratis” no va a pagar ni el tete. Porque los consumidores digitales han entendido muy bien ya, gracias a buenos modelos de negocio digitales de pago, que hay cosas por las que vale la pena pagar.
Si una empresa entiende eso, se dará cuenta enseguida de que el foco pasa de “el precio” a “la cadena de valor”. Y la cadena de valor en servicios o contenidos digitales ha de ser muy simple, pero no sencilla; flexible, pero no compleja; personalizable, pero no caótica; global, pero no deslocalizada; basada en la comunidad, pero privada.
Para ello, habrá que analizar el modelo de negocio, entendido como la arquitectura de relaciones. La empresa no podrá crear valor por sí sola. Esto es algo que las empresas digitales han entendido bien. El mundo digital no es un mundo colaborativo, pero es un esquema de relaciones que funciona sin manual de instrucciones.
En resumen, bajo mi punto de vista personal, los requerimientos de la monetización son: saber por qué alguien va a preferir pagar a no pagar; revisar la cadena de valor; diseñar una oferta simple, flexible, personalizable, deslocalizada y privada; diseñar un modelo de negocio afín, y, finalmente, definir un esquema de relaciones que funcione por sí solo.
Cambio La década del 2020 va a ser la era de la monetización; se trata de convertir en dinero lo que era gratuito o, mejor dicho, podría serlo