La rebaja de las pensiones resulta inevitable para garantizar su futuro
El problema de las pensiones empeora aceleradamente sin que nadie se atreva a afrontarlo y, mientras, el déficit se traspasa a las generaciones del mañana
La rebaja de las pensiones resulta inevitable para garantizar su futuro. La subida anual de las mismas según el IPC, como se hace ahora, es una huida hacia adelante, fruto de la presión social. Cargar sobre el endeudamiento público el déficit de la Seguridad Social, que cada vez será mayor, supone traspasar el problema a las generaciones futuras. Hay que tener presente que la deuda pública ya se ha multiplicado por tres en los últimos diez años. El retraso de la reforma puede provocar un choque intergeneracional. Llegará un momento en que los dirigentes políticos deberán asumir la realidad y tomar las medidas de ajuste necesarias. Lo primero, sin embargo, es que la sociedad esté bien informada y tome conciencia del problema.
Las citadas son algunas de las reflexiones surgidas en los Encuentros en La Vanguardia sobre las pensiones del futuro celebrados recientemente, que han contado con la participación de Ció Patxot, del Barcelona Economic Analysis Team (BEAT) y directora de la Xarxa de Referència en Economia i Polítiques Públiques; José Luis Perea, secretario general de ATA Federación; Josep Soler, director general del Institut d’Estudis Financers y Jordi Montalbo, socio responsable del sector seguros de Deloitte, juntamente con Sergio Sánchez, jefe de Relaciones Institucionales de MAPFRE en Catalunya y Baleares, y Pablo de Porcioles, director general adjunto de Godó Strategies, que ejercieron de anfitriones.
El debate sobre cómo hacer sostenible el sistema de pensiones se arrastra desde hace decenios y no se acaba nunca de encontrar la solución adecuada, afirma Sergio Sánchez. Añade que algunos países han encontrado alternativas viables para garantizar la jubilación de sus ciudadanos y habría que estudiar hasta qué punto alguno de esos modelos pudiera ser transferible a nuestro país.
A su juicio, las tensiones que existen entre los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social y el pago de las pensiones convierten el sistema en insostenible. “Las pensiones públicas –afirma– no desaparecerán pero en el futuro evolucionarán a la baja progresivamente, por la fuerza de los hechos, hasta quedar en pensiones asistenciales”.
Explica Sergio Sánchez que ya se está llevando a cabo una reforma silenciosa, ya que suben los salarios pero no las pensiones máximas, lo que supone un ahorro. El porcentaje de la pensión máxima respecto a la base máxima ha pasado en nueve años del 91% al 73%. Esto hace que la diferencia entre la pensión máxima y la mínima se reduzca. Es una redistribución del sistema pero es injusta porque penaliza al que más ha contribuido.
Sergio Sánchez pone de manifiesto, asimismo, la paradoja que se produce: la gente considera que las pensiones actuales son bajas pero, en cambio, el sistema no las puede mantener. Considera que hay que explicar la situación para que la sociedad tome conciencia del problema. “Los años de vida que una persona tiene
El déficit de la Seguridad
Social, que seguirá en aumento los próximos años,
no puede financiarse indefinidamente con cargo al endeudamiento público por delante desde que se jubila –afirma– han aumentado desde cinco o diez años hasta veinte o veinticinco. Mantener un nivel de vida digno tantos años a cuenta de la pensión será complicado”.
Jordi Montalbo cree que, al igual que ha sucedido con el cambio climático, la concienciación de la población irá en aumento. El responsable del sector seguros de Deloitte explica que el porcentaje de personas mayores de 65 años con respecto a los que están en edad de trabajar, que actualmente es del 30%, se situará entre el 50% y el 70% en 2050. Este descenso tan elevado de cotizantes en relación con los pensionistas hace imposible sostener el sistema actual. Añade que la subida del gasto público en pensiones es exponencial y que, al ritmo actual, llegará al 24% del PIB en el 2050 frente al 10% que supone ahora.
“Los datos objetivos –afirma Jordi Montalbo– ponen claramente de manifiesto que el sistema de pensiones actual es totalmente insostenible financieramenteyesocreamuchainseguridad. Hay que afrontar una refor