Grifols o el plasma para la vida
La multinacional, con sede en Barcelona, colabora con el Gobierno de Estados Unidos para producir el primer tratamiento específico para combatir la Covid-19
“La ciencia. El alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de todo progreso”. Lo dijo una mente brillante capaz de proteger y cuidar a millones de personas con sus descubrimientos. El químico Louis Pasteur otorgaba a la ciencia el poder de salvar vidas. La ciencia al servicio de la personas. Para avanzar. Para vivir.
Meliandou, una diminuta aldea en Guinea, África Occidental. Quedan pocos días para cerrar el año 2013 cuando se detecta el primer caso de ébola. Allí, y entonces, se destapa el brote de una epidemia que se extendió por diez países para llevarse la vida de 11.300 personas. Junto a Guinea, las vecinas Sierra Leona y Liberia fueron las regiones más castigadas por el virus hasta el fin de la emergencia sanitaria decretada en marzo del 2016.
Avanzamos cuatro años, hasta hoy. El mundo entero asiste sobrecogido a la progresión de una pandemia mucho más devastadora que la del ébola. Ya son más de 180 países afectados por el coronavirus. La cifra de afectados supera los 1,5 millones de personas y las muertes alcanzan las 90.000. Y entre tanto número, la ciencia sigue su camino. Forzada, por las extremas circunstancias, a hacerlo con urgencia. Es la lucha contra el tiempo para salvar vidas. La ciencia tiene muchos apellidos. Grifols es uno de ellos. En la crisis del ébola, la compañía plantó una semilla cuyas raíces se remontan a su nacimiento en 1909. Un germen que conecta ambas crisis sanitarias en el esfuerzo continuo por servir a la sociedad. La respuesta, para Grifols, está en el plasma. La sangre, como fuente de vida en un largo viaje de avances científicos que conecta puntos geográficos. Barcelona, Liberia, Estados Unidos y, por extensión, todo el planeta.
El centenario gigante catalán, pionero en la industria de la producción de medicamentos derivados del plasma humano en el mundo, colabora con diferentes organismos de salud pública de Estados Unidos, entre ellos la autoridad de Desarrollo e Investigación Biomédica Avanzada y la US Food and Drug Administration, para producir el primer tratamiento centrado en la lucha contra la Covid-19. En concreto, Grifols pondrá a disposición del gobierno norteamericano de manera voluntaria todos sus recursos actuales y el conocimiento en la recogida de plasma de pacientes recuperados de la Covid-19, para proceder posteriormente al procesado y producción de inmunoglobulinas hiperinmunes. El germen de esta aproximación, como decía
Pioneros en producir hemoderivados Tras levantar el primer laboratorio de análisis, su fundador, Josep Antoni Grífols Roig, patentó en España el primer instrumento para realizar transfusiones sanguíneas a distancia mos, nace en Liberia. La hipótesis era clara: tratar a los pacientes de ébola con plasma de personas que habían superado la enfermedad podría ayudar al sistema inmunológico de los afectados por el virus. Para probarlo, Grifols levantó en Monrovia un centro diseñado para recoger plasma de donantes supervivientes del ébola. Este plasma se enviaba a Clayton (Carolina del Norte, Estados Unidos) donde la compañía cuenta con una planta totalmente aislada para su tratamiento y la obtención de inmunoglobulinas, una de las principales proteínas del plasma que actúan como anticuerpos.
La epidemia del ébola cesó, pero la experiencia acumulada permaneció y se desarrolló para ponerla, en la actual situación de alarma, a disposición tanto de gobiernos como de autoridades sanitarias. “En Estados Unidos tienen claro que puede funcionar”, resalta Eduardo Herrero, responsable del Área Industrial de la División Bioscience de Grifols. El plasma convaleciente de personas recuperadas por una enfermedad infecciosa contiene un número elevado de anticuerpos neutralizantes que pueden emplearse para desarrollar un fármaco para tratar a nuevos pacientes de Covid-19, la inmunoglobulina hiperinmune. Esta medida ya se ha utilizado para combatir otras infecciones en el pasado y ahora es uno de los avances que podría utilizarse para luchar contra esta pandemia. “Todavía no sabemos si funciona, aunque, según la historia, tiene buenas posibilidades”, asegura Arturo Casadevall, médico inmunólogo de la Universidad Johns Hopkins. Desde la compañía ya se mostraron optimistas con su proyecto contra el ébola, pese a no contar con resultados oficiales, esgrimiendo que “podría revolucionar la forma en que se abordan las epidemia”. Ahora, en plena batalla contra el coronavirus, Grifols, con sus más de 24.000 empleados, avanza contra reloj con todos sus recursos.
En Estados Unidos, esta estrecha cooperación público-privada supondrá tanto la fabricación de inmuno
Grifols estudia si el plasma de donantes recuperados de la Covid19 puede ser clave para un tratamiento eficaz
“Agradecimiento a los donantes de plasma, ya que gracias a su generosidad podemos seguir ayudando”
globulina rica en anticuerpos antiSARS-CoV-2 como el avance en un potencial tratamiento con transfusiones directas de plasma de pacientes recuperados a través de una tecnología de inactivación viral para garantizar la seguridad del plasma transfundido. En España, donde no existen centros de donación de plasma propios, la compañía impulsará un ensayo clínico con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Médicos con el apoyo de diferentes instituciones sanitarias para demostrar la eficacia de la técnica de transfusión directa de plasma convaleciente inactivado. “En Grifols estamos muy agradecidos a todos nuestros empleados y a los donantes por seguir donando plasma en estas circunstancias; gracias a su generosidad podemos seguir ayudando”, sentencian.