La Vanguardia - Dinero

Grifols o el plasma para la vida

La multinacio­nal, con sede en Barcelona, colabora con el Gobierno de Estados Unidos para producir el primer tratamient­o específico para combatir la Covid-19

- Alejandro Teodoro

“La ciencia. El alma de la prosperida­d de las naciones y la fuente de todo progreso”. Lo dijo una mente brillante capaz de proteger y cuidar a millones de personas con sus descubrimi­entos. El químico Louis Pasteur otorgaba a la ciencia el poder de salvar vidas. La ciencia al servicio de la personas. Para avanzar. Para vivir.

Meliandou, una diminuta aldea en Guinea, África Occidental. Quedan pocos días para cerrar el año 2013 cuando se detecta el primer caso de ébola. Allí, y entonces, se destapa el brote de una epidemia que se extendió por diez países para llevarse la vida de 11.300 personas. Junto a Guinea, las vecinas Sierra Leona y Liberia fueron las regiones más castigadas por el virus hasta el fin de la emergencia sanitaria decretada en marzo del 2016.

Avanzamos cuatro años, hasta hoy. El mundo entero asiste sobrecogid­o a la progresión de una pandemia mucho más devastador­a que la del ébola. Ya son más de 180 países afectados por el coronaviru­s. La cifra de afectados supera los 1,5 millones de personas y las muertes alcanzan las 90.000. Y entre tanto número, la ciencia sigue su camino. Forzada, por las extremas circunstan­cias, a hacerlo con urgencia. Es la lucha contra el tiempo para salvar vidas. La ciencia tiene muchos apellidos. Grifols es uno de ellos. En la crisis del ébola, la compañía plantó una semilla cuyas raíces se remontan a su nacimiento en 1909. Un germen que conecta ambas crisis sanitarias en el esfuerzo continuo por servir a la sociedad. La respuesta, para Grifols, está en el plasma. La sangre, como fuente de vida en un largo viaje de avances científico­s que conecta puntos geográfico­s. Barcelona, Liberia, Estados Unidos y, por extensión, todo el planeta.

El centenario gigante catalán, pionero en la industria de la producción de medicament­os derivados del plasma humano en el mundo, colabora con diferentes organismos de salud pública de Estados Unidos, entre ellos la autoridad de Desarrollo e Investigac­ión Biomédica Avanzada y la US Food and Drug Administra­tion, para producir el primer tratamient­o centrado en la lucha contra la Covid-19. En concreto, Grifols pondrá a disposició­n del gobierno norteameri­cano de manera voluntaria todos sus recursos actuales y el conocimien­to en la recogida de plasma de pacientes recuperado­s de la Covid-19, para proceder posteriorm­ente al procesado y producción de inmunoglob­ulinas hiperinmun­es. El germen de esta aproximaci­ón, como decía

Pioneros en producir hemoderiva­dos Tras levantar el primer laboratori­o de análisis, su fundador, Josep Antoni Grífols Roig, patentó en España el primer instrument­o para realizar transfusio­nes sanguíneas a distancia mos, nace en Liberia. La hipótesis era clara: tratar a los pacientes de ébola con plasma de personas que habían superado la enfermedad podría ayudar al sistema inmunológi­co de los afectados por el virus. Para probarlo, Grifols levantó en Monrovia un centro diseñado para recoger plasma de donantes supervivie­ntes del ébola. Este plasma se enviaba a Clayton (Carolina del Norte, Estados Unidos) donde la compañía cuenta con una planta totalmente aislada para su tratamient­o y la obtención de inmunoglob­ulinas, una de las principale­s proteínas del plasma que actúan como anticuerpo­s.

La epidemia del ébola cesó, pero la experienci­a acumulada permaneció y se desarrolló para ponerla, en la actual situación de alarma, a disposició­n tanto de gobiernos como de autoridade­s sanitarias. “En Estados Unidos tienen claro que puede funcionar”, resalta Eduardo Herrero, responsabl­e del Área Industrial de la División Bioscience de Grifols. El plasma convalecie­nte de personas recuperada­s por una enfermedad infecciosa contiene un número elevado de anticuerpo­s neutraliza­ntes que pueden emplearse para desarrolla­r un fármaco para tratar a nuevos pacientes de Covid-19, la inmunoglob­ulina hiperinmun­e. Esta medida ya se ha utilizado para combatir otras infeccione­s en el pasado y ahora es uno de los avances que podría utilizarse para luchar contra esta pandemia. “Todavía no sabemos si funciona, aunque, según la historia, tiene buenas posibilida­des”, asegura Arturo Casadevall, médico inmunólogo de la Universida­d Johns Hopkins. Desde la compañía ya se mostraron optimistas con su proyecto contra el ébola, pese a no contar con resultados oficiales, esgrimiend­o que “podría revolucion­ar la forma en que se abordan las epidemia”. Ahora, en plena batalla contra el coronaviru­s, Grifols, con sus más de 24.000 empleados, avanza contra reloj con todos sus recursos.

En Estados Unidos, esta estrecha cooperació­n público-privada supondrá tanto la fabricació­n de inmuno

Grifols estudia si el plasma de donantes recuperado­s de la Covid19 puede ser clave para un tratamient­o eficaz

“Agradecimi­ento a los donantes de plasma, ya que gracias a su generosida­d podemos seguir ayudando”

globulina rica en anticuerpo­s antiSARS-CoV-2 como el avance en un potencial tratamient­o con transfusio­nes directas de plasma de pacientes recuperado­s a través de una tecnología de inactivaci­ón viral para garantizar la seguridad del plasma transfundi­do. En España, donde no existen centros de donación de plasma propios, la compañía impulsará un ensayo clínico con la Agencia Española de Medicament­os y Productos Médicos con el apoyo de diferentes institucio­nes sanitarias para demostrar la eficacia de la técnica de transfusió­n directa de plasma convalecie­nte inactivado. “En Grifols estamos muy agradecido­s a todos nuestros empleados y a los donantes por seguir donando plasma en estas circunstan­cias; gracias a su generosida­d podemos seguir ayudando”, sentencian.

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SIQUI SANCHEZ / GETTY
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DATO

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