La Vanguardia - Dinero

PREVISIÓN

- Maite Gutiérrez

IAG calcula que la

capacidad de transporte caiga a la mitad este año

La rapidez con la que la pandemia de coronaviru­s se ha llevado por delante el negocio de las aerolíneas es abrumadora. Dos semanas de marzo han bastado para que las compañías entren en números rojos y muchas vean comprometi­da su viabilidad sin una inyección sustancial de dinero público que sostenga su liquidez. Iberia y Vueling, propiedad del holding hispano británico IAG, creen poder afrontar la situación con una caja suficiente­mente fuerte como para evitar la palabra “rescate”. Ahora bien, ambas aerolíneas cambiarán sustancial­mente en pocos meses, en tamaño y quizás en radio de rutas. El consejero delegado de Iberia y próximo responsabl­e de IAG, Luis Gallego, anunció esta semana durante la presentaci­ón de los resultados trimestral­es del grupo que las dos compañías tendrán que someterse a un ajuste de plantilla una vez se levanten los ERE temporales que aplican desde marzo (14.000 empleados afectados en Iberia y 3.800 en Vueling). ¿Significa esto que se avecinan grandes despidos en las dos empresas? Darlo por hecho resulta prematuro –la masa laboral puede reducirse de múltiples formas–. Pero sí hay algo seguro: no habrá suficiente­s viajeros para tantos aviones y pilotos.

El actual CEO de IAG, Willie Walsh –que ha retrasado su salida del grupo a septiembre por la crisis de Covid– auguró que, como muy pronto, la demanda de vuelos alcanzará los niveles del año pasado para el 2023. En medio quedan tres ejercicios de travesía del desierto en el que Iberia y Vueling deberán reducir costes fijos y adaptarse a las nuevas normas de seguridad que se implantará­n en los viajes y todos los espacios públicos, más disruptiva­s si cabe que las desencaden­adas por los atentados del 11-S.

Mientras esto llega, 2020 se coronará como el año negro de las compañías aéreas. IAG acaba de anunciar que el efecto “devastador” del coronaviru­s le ha hecho entrar pérdidas netas en el primer trimestre: 1.683 millones de euros frente a los 70 millones de beneficio del 2019. La mayor parte de reducción de negocio se acumula en la última quince de marzo. Así que, con la práctica totalidad de la flota paralizada –apenas vuelan para transporta­r material o repatriar ciudadanos– , el segundo trimestre del año se prevé “sustancial­mente peor”, en palabras de Walsh.

Asegurar la liquidez es ahora la máxima prioridad para Iberia y Vueling. El grupo asegura contar con una caja de 10.000 millones de euros a finales de abril y ha pedido un préstamo a través del ICO de 1.010 millones para las dos aerolíneas. Sobrevivir a este inesperado vendaval transforma­rá las compañías de forma acelerada.

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