Frieze lo consolida
La Covid-19 provocó que el sistema de ferias de arte se colapsase inmediatamente, mostrando su fragilidad y lo poco que estas habían hecho los deberes sobre las posibilidades que les ofrecía lo online. Cuando Art Basel Hong Kong tuvo que ser cancelada hace dos meses, se sacó de la manga un proyecto digital en el que venía trabajando para suplir la edición presencial. Sin duda despertó mucha expectación ver cómo había resuelto este reto el grupo de ferias líder mundial, pero enseguida se vio que no habían conseguido articular un proyecto sólido capaz de generar una experiencia sofisticada que invitara a la compra de obras artísticas.
Qué duda cabe que hacer ganar valor a la obra de arte a través de la pantalla no es fácil. Que se lo pregunten estos días a los grandes museos, que buscan desesperadamente ofrecer una experiencia capaz de cautivar a las distintas audiencias. Ofrecer hacer grandes ventas a través de los canales digitales
un lenguaje visual diferente para sentir el misterio de las obras es hoy uno de los grandes retos.
El Viewing Room que Frieze ha creado estos días para suplir su feria de Nueva York es ciertamente mejor que el de Basel. No excesivamente innovador, pero sí cumple con los mínimos tecnológicos de efectividad que 200 galerías pueden pedir a un market place que busca despertar el interés sobre el moméntum que genera una feria. Su interfaz es mucho más moderna, permite una buena navegación y las categorías de búsqueda y secciones son claras, incluida la posibilidad de visionar obras de videoarte; se ha completado con contenidos adicionales, como diálogos o textos curatoriales, y un dato relevante, muchos de los precios están en abierto. Me llega de distintos galeristas que han realizado ventas y contactos relevantes, e incluso Gagosian ha comunicado que vendió una Cecily Brown por 5,5 millones de dólares. Por todo ello estoy seguro que en los próximos meses veremos avances espectaculares en plataformas digitales.