Nissan y Alcoa, la solución es política
Las fábricas de Nissan y las de Alcoa en Lugo tienen crisis similares. En Nissan, los trabajadores advirtieron hace meses que sin un nuevo modelo de coche la factoría de la Zona Franca no tenía futuro. En Lugo, el Gobierno central no reaccionó ante procesos de fundición que son intensivos en energía, mientras el precio del aluminio se desplomaba un 57%, desde el máximo del 2018, por la caída de la demanda. Lo esencial es que el Gobierno subvencione el precio por kilovatio de la electricidad.
Ahora los especuladores venden a futuro el aluminio y ganan cubriendo los gastos de almacenaje y financiación. El aluminio que se procesa en Lugo tiene costes por encima de los precios al contado en Londres. Los obreros no pueden luchar contra los especuladores, pero el Gobierno sí puede hacerlo. No se trata de expropiaciones, sino de políticas industriales.
Respecto a Nissan, según recogía La Vanguardia, la Generalitat y el Gobierno ofrecieron a la empresa 100 millones de euros en ayudas (cuatro veces las de los últimos 15 años). Para Nissan, el coste de cerrar la planta de Catalunya es enorme. Indemnizaciones a la plantilla, pago a proveedores, amortizaciones y la devolución de las subvenciones recibidas superan la cifra de 1.450 millones de euros. Los trabajadores se esforzaron durante años por el futuro de la compañía, pero la estrategia no dependía de ellos y se desgataron defendiendo su rentabilidad. Miles de familias pueden perder el sustento.
Nissan, Renault y Mitsubishi publicaron su estrategia el 28 de mayo. El grupo quiere introducir 12 nuevos modelos, con más de un millón de unidades de un vehículo eléctrico, y cerraría la fábrica de Barcelona. Ahora los mercados se asignan según la fuerza negociadora de cada socio. El grupo no puede influir en Renault, porque el 15% pertenece al Estado y éste concede subvenciones. Por eso seguirá fabricando en Francia. Pero el ministro de Finanzas lo advirtió: Renault puede desaparecer y debéis prepararos con un plan ambicioso para convencer al presidente Macron.
En automoción las fusiones terminan en divorcios y por eso se creó una asociación de los tres grandes grupos: uno europeo y dos asiáticos. No ha sido fácil llegar a una redistribución de los mercados, porque quieren ahorrar 2.000 millones de dólares al año. Renault se queda con Europa, África y América del Sur y espera que De Meo, que hizo rentable Seat, pueda repetirlo en Renault.
Nissan dominará América del Norte, China y Japón y Mitsubishi el Sudeste de Asia. Las bolsas recibieron con alzas el acuerdo. Las acciones de Nissan ganaron un 12,5% y las de Renault un 17%. Por desgracia, la bolsa se alegra cuando se cierran las fábricas de lo que llaman la vieja economía.
Equilibrios Los mercados se asignan según la fuerza de cada socio, y Renault seguirá fabricando en Francia porque un 15% es del Estado