2020, un año para el optimismo
El 2020 pasará a la historia como un annus horribilis. La pandemia de la Covid-19 dejará en España más de 27.000 muertes y una enorme crisis sanitaria, económica y social. El Gobierno se ha comprometido a no dejar a nadie en la estacada. Ha tomado decisiones de gran impacto económico: reforzar el sistema sanitario, ERE, subsidios de paro, garantizar las pensiones o el ingreso mínimo vital. Pero las peticiones de ayuda que está recibiendo del mundo empresarial y social desbordan toda previsión. Si a los compromisos ya adquiridos y los que vendrán se añade la fuerte bajada de los ingresos fiscales por la caída de la economía, las finanzas públicas estallarán.
Pero cuando todo se veía negro, ha salido el sol. El BCE y la Comisión Europea han decidido ayudar, pero además se ha producido un milagro. El BCE comprará toda la deuda pública que emitan los estados miembros y la Comisión Europea ha cambiado radicalmente las políticas seguidas en la crisis financiera del 2008. No solo ha dejado en suspenso el compromiso de los estados miembros de disminuir el déficit y la deuda pública, sino que invita a los gobiernos a invertir y gastar más para evitar una recesión económica y mantener la cohesión social.
Además, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el apoyo de Angela Merkel y de Emmanuel Macron, ha propuesto crear un Fondo de Recuperación adicional para ayudar a los estados miembros y en especial a los hijos pródigos: Italia, España y Francia.
Este fondo sería de 750.000 millones de euros, 500.000 millones destinados a subvenciones solidarias a los países más afectados por la Covid-19 y 250.000 millones como préstamos a 30 años. En España le corresponderían 140.000 millones de euros, de los cuales 77.000 millones de subvención, y el resto crédito. Es un maná caído del cielo en un momento de desesperación que ayudará a impulsar la economía del 2021 al 2024. De aquí viene un moderado optimismo. Este Fondo de Recuperación, si se confirma, levantará la moral del país, del Gobierno y de las empresas. Dará estabilidad y permitirá concentrar los esfuerzos al transformar el modelo económico español, que tiene que dejar de basarse en la construcción y el turismo.
La asignación de estos recursos la decidirá la UE de acuerdo con los programas de inversión y reformas que proponga el gobierno de cada país, que tendrán que estar de acuerdo con las prioridades de la UE: protección del clima y transformación digital, pero también impulsar la industria de suministros básicos y garantizar la cohesión social. Si no salen nuevos obstáculos y somos capaces de trabajar juntos con voluntad de salir adelante, el año 2021 podría ser el inicio de una razonable recuperación económica y por lo tanto ser el annus mirabilis.