¿De dónde saldrán los ingresos?
Desprendido de cerca de tres meses de aplicación de las medidas excepcionales para combatir la pandemia no parece necesario insistir en su gran impacto económico y, en cambio, sí que es del todo conveniente profundizar en las políticas adecuadas para afrontar los profundos desequilibrios que habrá provocado. A estas alturas del debate es fácil observar dos tendencias: la que propone una rebaja de la presión tributaria para facilitar la reactivación y la que explora vías de incremento de la recaudación para hacer frente a un déficit público y una deuda disparadas. El debate y las políticas que se desprendan son básicas porque van indefectiblemente ligadas al impacto en la desigualdad, al reparto equitativo de los costes de la crisis y a las reformas que comporten la ayuda europea, sean en crédito o en transferencias.
De entrada hay que decir que la eficiencia del sistema tributario español, medida en la recaudación en relación al PIB, es muy mejorable atendiendo a que es menor en más de cinco puntos que la de los países más adelantados de la UE (UE-15). De la estructura impositiva española destaca que en los impuestos principales (rentas salariales, del capital, de sociedades y de la tributación indirecta) no todos ellos presentan un mismo punto de partida, es decir, que el nivel de progresividad no es equiparable. Así, con respecto a las rentas salariales, que incluyen los costes de seguridad social, la presión tributaria se sitúa de media cerca del 40%, unos 3 puntos por encima de la media de la OCDE. Sin embargo, la recaudación estrictamente por IRPF en relación en la UE-15 es de las más bajas y con menos progresividad. El impuesto de sociedades el tipo efectivo (11% aproximadamente) se sitúa por lo tanto en menos de la mitad del tipo nominal (25%), diferencia que se amplía además a favor de la grandes empresas (8% de tipo efectivo). La tributación sobre las rentas del capital (tipo máximo del 23%) está por debajo, como hemos visto, de la que afecta a las rentas salariales y de la que se aplica en la mayoría de países europeos (2530%). En el impuesto indirecto por excelencia (el IVA) el tipo efectivo, ponderado con los tipos reducidos y exenciones, es de los más bajos de la UE-15 y, en consecuencia, la recaudación se sitúa un 15% por debajo de su media.
A estas alturas, podemos asumir que el impacto de la pandemia en las cuentas públicas obligará a incrementar la presión tributaria y la lucha contra el fraude fiscal, pues la reducción de gasto –los conocidos recortes– se verá limitada por la situación social que se habrá generado y porque la deuda y el déficit provocarán a medio plazo una fuerte presión por parte de nuestros socios europeos.
La contraposición de intereses y de argumentos complican sin duda las decisiones a tomar, pero algunas líneas de actuación no tendrían que ser muy controvertidas.
Margen fiscal El impacto de la pandemia en las cuentas obligará a incrementar la presión tributaria y a luchar contra el fraude