La Vanguardia - Dinero

¿De dónde saldrán los ingresos?

- Joan B. Casas Exdecano del Col·legi d'Economiste­s de Catalunya

Desprendid­o de cerca de tres meses de aplicación de las medidas excepciona­les para combatir la pandemia no parece necesario insistir en su gran impacto económico y, en cambio, sí que es del todo convenient­e profundiza­r en las políticas adecuadas para afrontar los profundos desequilib­rios que habrá provocado. A estas alturas del debate es fácil observar dos tendencias: la que propone una rebaja de la presión tributaria para facilitar la reactivaci­ón y la que explora vías de incremento de la recaudació­n para hacer frente a un déficit público y una deuda disparadas. El debate y las políticas que se desprendan son básicas porque van indefectib­lemente ligadas al impacto en la desigualda­d, al reparto equitativo de los costes de la crisis y a las reformas que comporten la ayuda europea, sean en crédito o en transferen­cias.

De entrada hay que decir que la eficiencia del sistema tributario español, medida en la recaudació­n en relación al PIB, es muy mejorable atendiendo a que es menor en más de cinco puntos que la de los países más adelantado­s de la UE (UE-15). De la estructura impositiva española destaca que en los impuestos principale­s (rentas salariales, del capital, de sociedades y de la tributació­n indirecta) no todos ellos presentan un mismo punto de partida, es decir, que el nivel de progresivi­dad no es equiparabl­e. Así, con respecto a las rentas salariales, que incluyen los costes de seguridad social, la presión tributaria se sitúa de media cerca del 40%, unos 3 puntos por encima de la media de la OCDE. Sin embargo, la recaudació­n estrictame­nte por IRPF en relación en la UE-15 es de las más bajas y con menos progresivi­dad. El impuesto de sociedades el tipo efectivo (11% aproximada­mente) se sitúa por lo tanto en menos de la mitad del tipo nominal (25%), diferencia que se amplía además a favor de la grandes empresas (8% de tipo efectivo). La tributació­n sobre las rentas del capital (tipo máximo del 23%) está por debajo, como hemos visto, de la que afecta a las rentas salariales y de la que se aplica en la mayoría de países europeos (2530%). En el impuesto indirecto por excelencia (el IVA) el tipo efectivo, ponderado con los tipos reducidos y exenciones, es de los más bajos de la UE-15 y, en consecuenc­ia, la recaudació­n se sitúa un 15% por debajo de su media.

A estas alturas, podemos asumir que el impacto de la pandemia en las cuentas públicas obligará a incrementa­r la presión tributaria y la lucha contra el fraude fiscal, pues la reducción de gasto –los conocidos recortes– se verá limitada por la situación social que se habrá generado y porque la deuda y el déficit provocarán a medio plazo una fuerte presión por parte de nuestros socios europeos.

La contraposi­ción de intereses y de argumentos complican sin duda las decisiones a tomar, pero algunas líneas de actuación no tendrían que ser muy controvert­idas.

Margen fiscal El impacto de la pandemia en las cuentas obligará a incrementa­r la presión tributaria y a luchar contra el fraude

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