Se rompe el techo
El movimiento se demuestra andando, dijo Diógenes. Y esto es lo que hizo Sotheby’s este lunes para acabar de convencer a los incrédulos que aún tenían reticencias sobre si las obras de arte se venderían online. ¡Y no hablamos de obras menores! El primer asalto después del parón por la pandemia era una subasta totalmente digital que planteaba muchas dudas, pero que resolvieron con un rotundo éxito, subiendo el nivel de las ventas a un eslabón de precios impensable hace sólo unos meses.
Si bien la contemplación del arte es presencial, internet abre nuevos canales de venta y comunicación con la audiencia que permite a subastadores y galeristas seguir siendo relevantes. En consecuencia, el futuro del mercado del arte será dual, en una inextricable simbiosis entre lo presencial y lo digital. Pero, ¿qué pasó en esta subasta de Sotheby’s?
Pues que la firma armó platós de televisión en tres ciudades distintas, Londres, Nueva York y la subasta online con el Francis Bacon vendido al fondo
Hong Kong, para retransmitir globalmente y en tiempo real toda la emoción y el glamour necesarios que requiere una competitiva subasta de arte. Todo un espectáculo, muy cerca de la industria del entretenimiento. Unos 80 lotes que se vendieron a lo largo de casi cinco horas por unos 322 millones de euros, cerca del estimado máximo, con ventas relevantes de obras de mujeres, ocho récords de artistas en subasta y una alta efectividad, un porcentaje de ventas del 93%. Si los estudios nos decían que lo digital era sobre todo para obras que bordeaban los 12.000 dólares, hoy este techo se ha hecho añicos. El fabuloso tríptico de Francis Bacon, Inspired by the Oresteia of Aeschylus, 1981 fue la estrella de la noche al adjudicarse por 75,1 millones (con comisiones), mostrando que las ventas en las subastas digitales pueden ser tan altas como las presenciales. Esta semana le toca el turno a Christie’s. Ya se están frotando las manos.