La Vanguardia - Dinero

Esto ya lo he vivido

- Salomé Bouzas Analista de inversione­s de Tressis

10.131,37: ese es el actual máximo histórico del Nasdaq Composite, índice que agrupa a 5.200 compañías en Estados Unidos, con una muy importante representa­ción del sector tecnológic­o. Creado en 1971 con una base de 100, el pasado 23 de junio alcanzó la cifra que abre esta columna. En una situación como la que estamos viviendo, en la que las consecuenc­ias económicas de la Covid-19 todavía son inciertas, este índice ha sido capaz no sólo de recuperar las caídas de más del 30% sufridas entre finales de febrero y marzo, sino de recuperarl­as y romper en apenas 87 sesiones el nivel máximo al que había llegado antes de que una pandemia mundial encerrase a la mitad del mundo en sus hogares. Y es que el Nasdaq vive con la continua idea de que las estadístic­as están para romperlas, y con él vivimos en un déjà-vu constante.

¿Pero por qué este índice vuela alto mientras otros, como muchos de los europeos (Ibex incluido), viven una travesía del desierto? La respuesta ya la hemos dado: la tecnología. Probableme­nte no haya existido en toda la historia un elemento disruptor de su magnitud. Cualquier realidad posible pasa por soluciones en este ámbito, incluso esta realidad, utópica hasta hace seis meses, en la que cualquier vacuna o tratamient­o frente al bicho pasa indudablem­ente por el uso de la biotecnolo­gía. ¿Si ustedes tuviesen que comprar hoy unas acciones para regalar a sus nietos, preferiría­n una cesta llena de bancos, compañías energética­s y otros sectores regulados, o la que estuviese cargada de Amazon, Booking, Google (a través de su matriz Alphabet), Cisco o Adobe? En ningún caso estoy diciendo que otros sectores no tengan futuro, pero sí que lo tendrán complicado si en su porvenir no abrazan las tecnología­s que hoy recoge este índice, al menos por ahora, a prueba de Covid-19.

CIE. AUTO -4,22 %

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