Un nuevo tipo de turismo
Piergiorgio M. Sandri
De las pintadas “tourist go home” en Barcelona se ha pasado en los últimos días “tourist welcome home”. La relación de amor-odio de la capital catalana con el turismo podría dar lugar, tras el paso de la Covid, a un nuevo modelo basado en la cultura.
Como explicaba Ignacio GarcíaNieto, consejero delegado del Grupo Financiero Riva & García y expresidente del Círculo del Liceo, “ha llegado el momento de reivindicar el valor de la cultura, un sector que ha quedado perjudicado y que no hay que contraponerlo a la exigencias de la sanidad. Porque ayuda a un turismo de calidad”.
El ejemplo de este nuevo enfoque viene de Michael Goldenberg, director general de Value Retail Management Spain: “Apostar por el turismo de calidad no es apostar en un turismo caro. No se trata de cuánto los turistas gastan, sino de lo qué hacen en la ciudad, para que todos puedan convivir mejor”.
No obstante, esta transformación (o reconversión) es difícil en las actuales circunstancias, en las que, como recordaba Carles Martí, consultor de Aviation Pasiphae, “el 80% del turismo venía con el avión antes de la pandemia. Y el turismo es el 35% de la riqueza de Baleares o Canarias. No hay que criminalizarlo, sino respetarlo”.
El mismo sector cultural, que debería ser una de las palancas de esta nuevo modelo, no pasa por sus mejores momentos. “La cultura es poder. Y Barcelona sigue siendo, pese a todo, el centro mundial de la edición. Y este es un activo. Pero en América Latina las ventas han caído más del 50%,los márgenes de las editoriales son mínimos, las librerías luchan contra el comercio online, que acapara cada vez más. De las centenares de editoriales que hay en la ciudad, muchas podrían verse obligadas a cerrar”, advierte Jordi Nadal, fundador y director de Plataforma Editorial.
De allí que Michael Goldenberg sugiere algunas ideas para promover un turismo de calidad más sostenible. Una primera vía pasa por descentralizarlo y así descongestionar Barcelona, aunque para eso hay mejorar la conexión de la ciudad con el resto de Catalunya.
También sería oportuno desestacionalizar, por ejemplo con eventos como el Mobile (que suele tener lugar en febrero). Y como se dijo al principio, culturizar: “Son los contenidos los que tienen que atraer a los visitantes. Barcelona es un magnífico escaparate, pero hay que llenarlo con contenidos”, recalca Goldenberg.
Pero además, si se quiere captar a los más jóvenes, el turismo tiene que ser sostenible, un valor muy cotizado por las nuevas generaciones, además de personalizado mediante a la digitalización.
En cuanto al turismo de compras, la pandemia ha acelerado tendencias: si es cierto que hubo un considerable aumento del comercio online, al mismo tiempo se ha vuelto necesario, según Goldenberg, “defender la práctica de irse compras, que te hace sentir parte de una comunidad”.
En su opinión, esto propulsará en el paisaje urbano barcelonés el aumento de las tiendas flagship a costa de los comercios más pequeños: espacios físicos donde se explica la marca a los consumidores. Y –¿por qué no?– a los turistas.
Barcelona es un escaparate, pero hay que llenarlo con contenidos culturales y sostenibles