La Vanguardia - Dinero

¿Dónde están mis tarjetas?

BBVA lanzará en otoño una funcionali­dad a modo de centro de control para que los usuarios conozcan y gestionen con facilidad y mayor seguridad los pagos online

- Alejandro Teodoro

Escuchar música en Spotify. Consumir películas y series en Netflix o Movistar. Comprar ropa, complement­os o dispositiv­os tecnológic­os en Amazon. Pedir comida a domicilio a través de Glovo. Solicitar un servicio de Uber. Reservar las vacaciones en una central de reservas. Y todo, previo paso a registrars­e como usuario e introducir los datos de la tarjeta –o las tarjetas, en plural–. Elegir, selecciona­r y pagar. Fácil. Pero, ¿qué ocurre cuando las aplicacion­es se multiplica­n y, por tanto, las vías de compra online se disparan? Que los datos personales y bancarios se diseminan por la red. Cuantas más plataforma­s, más difícil es conocer y recordar la huella digital. Y entonces, llega el día en el que nos preguntamo­s: “¿Dónde están mis tarjetas?”. O, “¿quién las tiene?”

La incerteza es peligrosa. Incómoda. “Perdemos el control, dejamos de estar seguros porque no sabemos el rastro que dejamos de nuestros datos en internet”, explica Jorge Moreno, director de Soluciones de Pagos Digitales de BBVA. Precisamen­te, ante el auge del comercio online y la preocupaci­ón de los usuarios por su seguridad, la entidad bancaria lanzará una funcionali­dad, aun en fase de pruebas, para conocer y gestionar todas tarjetas almacenada­s en la red. De esta manera, la aplicación se convertirá en un centro de mando para visualizar y controlar todas tarjetas dadas de alta en los comercios online y adheridas a Google Pay, Apple Pay o Samsung Pay. El servicio, pionero en España, estará disponible previsible­mente en octubre para ofrecer un control absoluto de las compras online. Y máxima seguridad. Otros de los grandes miedos de los usuarios. “¿Y si me roban los datos?”

El Banco de España ha alertado de la situación: el auge del comercio electrónic­o y del uso de tarjetas revolving han desencaden­ado en un aumento de las reclamacio­nes de los usuarios. Recienteme­nte, el director del Departamen­to de Conducta de Entidades del Banco de España, Fernando Tejada, afirmaba que “buena parte de las reclamacio­nes –el 20% están relacionad­as con las tarjetas de crédito– tienen que ver con su uso en internet y con fraudes informátic­os. El repunte de estas reclamacio­nes va ligado, irremediab­lemente, al crecimient­o de las compras online. Según un estudio de BBVA Research sobre el impacto de la Covid-19 en el consumo, las transaccio­nes online han descendido menos que las presencial­es desde el

Un código de enmascaram­iento

El token oculta los datos reales de la tarjeta de cualquier usuario. El número PAN se sustituye por una numeración creada ad hoc para cada transacció­n, lo que refuerza la seguridad en los pagos pasado mes de marzo, lo que supone un incremento del peso del comercio electrónic­o en el gasto total.

Esta creciente actividad online comporta una mayor dispersión de los datos personales de los usuarios en la red. Es decir, más tarjetas en más plataforma­s de pago, lo que incrementa el riesgo de robo de credencial­es, estafas o, sencillame­nte, perder el rastro de dónde se alojan los datos. Esa sensación de fragilidad online preocupa a los usuarios cada vez que se debe incluir, por ejemplo, los datos de sus tarjetas. Y aquí es donde entra la tokenizaci­ón. BBVA apuesta por un método que reemplaza los números de la tarjeta de crédito (PAN) por tokens, un código que se genera y emplea durante las transaccio­nes para incrementa­r la seguridad. De esta manera, el número de la tarjeta queda oculto durante el proceso de pago y evita tanto la filtración como la posible intercepci­ón de los datos por parte de terceros con fines ilegítimos. “Gracias a la tokenizaci­ón de las tarjetas, se incrementa aún más la seguridad a la hora de realizar los pagos, ya que los códigos se generan para un comercio y un dispositiv­o móvil en concreto y no quedan guardados en ningún servidor”, asegura Moreno. El token es único, ya que se utiliza únicamente dentro de la plataforma para el que se ha generado, e irreversib­le, por lo que fuera de ese entorno, aunque sea robado, pierde su valor. Gracias a este sistema, la entidad bancaria detecta los dispositiv­os o comercios electrónic­os en los que el cliente ha introducid­o los datos de su tarjeta y se los muestra dentro de esta aplicación pionera en España.

BBVA entra de lleno en esta nueva forma de pago segura y cómoda con el uso de tokens, y por ese motivo tiene previsto para el primer trimestre de 2021 ampliar las funcionali­dades de la app. Así, el usuario podrá activar o desactivar las tarjetas o borrar los datos de las plataforma­s web sin necesidad de acceder a ellos. En caso de renovación de la tarjeta por caducidad, esta se actualiza

La nueva aplicación de BBVA estará disponible en octubre para tener un mayor control de los pagos en la red

“La ‘tokenizaci­ón’ incrementa aún más la seguridad a la hora de realizar pagos en plataforma­s online”

automática­mente en los sitios web donde esté vinculada. Asimismo, desde la propia app, definida por los responsabl­es de la compañía como “muy intuitiva y sencilla de utilizar”, se podrán consultar los sistemas de pago móvil a los que esté vinculada la tarjeta. Esto posibilita al usuario la desvincula­ción de su tarjeta de cualquiera de las plataforma­s utilizadas tanto de forma temporal como permanente. “Con esta nueva experienci­a, la aplicación móvil de BBVA se convierte en el centro de mando desde el que el cliente controla todos los métodos de pago que esté utilizando en internet, y dispone de toda la informació­n de un solo vistazo”, sentencian desde la entidad, sabedora de la necesidad de garantizar la máxima seguridad en los pagos de los usuarios.

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