La muerte del ahorrador
Los grandes beneficiados de la política del BCE de tipos mínimos e incluso negativos son, evidentemente, los endeudados, principalmente los estados. Por el contrario, los grandes perjudicados son los ahorradores, quienes han visto desaparecer la posibilidad de obtener algo de rentabilidad con mínimo riesgo.
El BCE situó los tipos de interés en negativo en el 2014. Ahora, tras el shock producido por la pandemia, no se atisba en el horizonte el momento en el que los tipos de interés volverán a ser mínimamente positivos. La contundente actuación del BCE está consiguiendo que, a pesar del considerable incremento del nivel de deuda pública, los estados puedan financiarse y emitir bonos a niveles ridículamente bajos o incluso negativos. Así, la última subasta de bonos del Tesoro español a cinco años se ha saldado con un interés negativo del 0,075%.
Ahora, la rentabilidad de los bonos soberanos de la práctica totalidad de la Eurozona y los bonos de empresas con una adecuada calificación crediticia (rating), prácticamente no ofrecen ninguna rentabilidad al inversor. El BCE ha distorsionado completamente los precios de mercado de los bonos con su política.
El principal damnificado de esta situación es el ahorrador. La rentabilidad “sin riesgo” es negativa, (letras del Tesoro a un año -0,46%). El retorno de los activos de renta fija más seguros a más plazo es prácticamente inexistente. Para obtener algo de rentabilidad el ahorrador se ve empujado a convertirse en inversor y padecer las oscilaciones en las valoraciones de los mercados financieros.
El BCE empuja a los ahorradores a asumir más riesgo del que en muchos casos están preparados a soportar. La alternativa es ver como va perdiendo poder adquisitivo el patrimonio. Difícil elección.
MELIÁ H - 7,28 %