LA LEVEDAD DEL AIRE
‘Cepas’, de Carmen Laffón Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía | Madrid | www.museoreinasofia.es
Carmen Laffón (Sevilla, 1934) comenzó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y los finalizó en Madrid. Su pintura de estirpe costumbrista muestra influencias iniciales del impresionismo francés y del expresionismo alemán. En 1955 obtiene una beca del Ministerio de Educación para estudiar en Italia y a su regreso a España, en 1958, celebra su primera individual en el Ateneo de la capital. Conoce a realistas como los hermanos López Hernández, Antonio López, Isabel Quintanilla , Amalia Avia y María Moreno, con los que comparte aula en San Fernando y viaje fin de curso a París en 1954. En 1989 finaliza uno de sus encargos más emblemáticos, el retrato de los reyes Juan Carlos y Sofía del Banco de España. El Reina Sofía, bajo el título Bodegones, figuras y paisajes, le dedica una retrospectiva en 1992. En su última etapa alterna su residencia sevillana con la de Sanlúcar de Barrameda, cuyos paisajes han protagonizado unas visiones conmovedoras en las que, tras una neblinosa paleta, se mantiene el sustrato poético apenas perceptible, porque tiene la levedad del aire. El singular tono de luz de sus cuadros, las veladuras y el divisionismo que llevan a cabo un diálogo íntimo con su entorno existencial otorgando a los objetos exiguamente insinuados el valor plástico de las pequeñas cosas cotidianas.
Es divertido jugar y dejarse llevar por los entresijos de este mundo
puede hacer que el joven artista que compraste se convierta en el Duchamp de la era digital, con exposición incluida en la Tate Modern, o que se descubra que la fabulosa pintura de Pollock que adquiriste es rematadamente falsa. Las evocadoras ilustraciones del artista Simon Landrein nos transportan, casilla a casilla, a glamurosas galas en el Metropolitan de Nueva York, a adquirir pinturas en galerías de Londres o a fiestas con los mejores coleccionistas en Miami Beach.
La gamificación ha entrado en todos los resortes de nuestra sociedad. Como técnica de aprendizaje, dudo que este juego traslade su mecánica educativa al ámbito de la industria del arte, mejorando conocimientos o habilidades, pero les aseguro que van a familiarizarse con muchas dinámicas, e igual que un juego que apareció en los 70 llamado Masterpiece, es francamente divertido jugar unas partidas y dejarse llevar por los entresijos de este mundo. Y a diferencia del Monopoly, si pierdes no te arruinas, ¡sigues siendo un coleccionista millonario!