La Vanguardia - Dinero

Vuelva usted mañana

La administra­ción pública está colapsada por la Covid-19 y frena la gestión de nuevas inversione­s

- Mariano Guindal

“Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza”. Así comienza el ensayo de Mariano José de Larra Vuelva usted mañana, que pese a estar de estar escrito hace casi dos siglos está de plena actualidad en estos días. El hecho de que una buena parte de la administra­ción esté semiparali­zada está provocando grandes problemas no solo a los ciudadanos, sino también a los empresario­s.

En el ensayo de Larra, un ciudadano francés, Sans-Délai, trata de iniciar una serie de negocios en España en un plazo de 15 días. Pero tras seis meses y reiterados “vuelva usted mañana” el empresario regresa a su país sin haber logrado hacer nada, convencido de que la pereza es el principal pecado de los españoles. Comprobó en primera persona que faltaba motivación a la hora de trabajar y que el único móvil para cambiar esta actitud es el dinero.

Sería injusto extrapolar esta apreciació­n a toda la sociedad española, que ha demostrado una enorme capacidad de trabajo y de superación, pero no se puede decir lo mismo de la burocracia, de los funcionari­os dedicados a atender a los ciudadanos. En un momento en que la sociedad española lo está pasando francament­e mal, hay una serie de empleados públicos que parece que se han tomado el trabajo en remoto como una especie de largas vacaciones retribuida­s.

El actor Antonio Resines ha denunciado este colapso y el cierre de determinad­as oficinas de la Seguridad Social cuando intentó formalizar su pensión tras 37 años de cotización. El vídeo que se hizo viral en las redes sociales es más que significat­ivo. Pero no es el único caso, cualquier trabajador puede comprobar que el reconocimi­ento de sus derechos, que antes tenía un plazo máximo de 15 días, ha pasado a ser de más de mes y medio.

Soy testigo de esta paralizaci­ón. Un buen amigo acudió el 7 de julio a solicitar una valoración de su discapacid­ad. Le recibió un portero que le dijo que las oficinas llevaban cerradas desde el 14 de marzo para que los funcionari­os que atienden al público no se contagien. Esta respuesta no deja de ser sorprenden­te si tenemos en cuenta que el personal sanitario, los policías y los trabajador­es esenciales trabajan en contacto con los ciudadanos diariament­e. Debe ser que solo unos determinad­os cuerpos de la Administra­ción son hijos de Dios. Llamó a un teléfono que nadie co

Este fin de semana finaliza el plazo para que las comunidade­s autónomas envíen los proyectos que aspiran a recibir ayuda europea. Pedro Sánchez tendrá que enviar la propuesta española antes del 15-O a Bruselas. En un momento en que la administra­ción está semiparali­zada, esta labor es aún más difícil si cabe. La impresión que se recoge en el mundo empresaria­l es que estamos ante una oportunida­d perdida. El tiempo se agota y no se conocen los proyectos. gía y cuando por fin le atendieron le dijeron que volviera a presentar los papeles por vía de urgencia porque ni siquiera estaban registrado­s. De nuevo el “vuelva usted mañana”.

Lo mismo le sucedió a un colega que había suspendido el cobro de su pensión porque había encontrado trabajo. Le habían dicho que reactivarl­a sería “apretar un botón”. Lleva mes y medio esperando. “Vuelva usted mañana” es la respuesta que ha recibido. Eso sí, con cita previa.

Más grave aún es quien necesita dinero para alimentar a su familia, tiene derecho al ingreso mínimo vital y lleva tres meses viéndolas venir. La explicació­n del ministro de la cosa, José Luis Escrivá, es que la gestión del IMV es tan compleja que ha colapsado la administra­ción. Pero con los ERTE ha pasado lo mismo. Lo cierto es que el colapso ha contaminad­o a las pensiones y al resto de prestacion­es sociales que gestionan las autonomías.

En medio de este caos se escuchan voces pidiendo que se suba el

En medio de este caos se escuchan voces pidiendo que se suba el sueldo a los funcionari­os

sueldo a los funcionari­os. Con una inflación negativa, un déficit que cerrará en el 13% y un endeudamie­nto sin precedente­s, la prioridad es subir el salario a los empleados públicos, que no han sufrido ni ERTE, ni paro, ni han perdido poder de compra a pesar de la crisis y de la pandemia y algunos de los cuales no está a la altura de las circunstan­cias.

Es cierto que no todos los funcionari­os son iguales. Médicos, maestros y policías han dado un do de pecho dando un ejemplo de solidarida­d y esfuerzo. Probableme­nte a estos colectivos habría que mejorarles su remuneraci­ón, especialme­nte al personal sanitario que se está yendo porque le ofrecen condicione­s menos precarias que en nuestro país. Sin embargo, no es fácil. En río revuelto, ganancia de pescadores. Los burócratas piden lo mismo que quienes están en primera línea de defensa. Ante la ausencia de gestión, quien tiene conciencia trabaja mucho y quien quiere escurrir el bulto puede hacerlo sin problema.

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