El vino debe ponerse en valor
La pandemia ha incidido en las debilidades del sector vitivinícola en España, muy dependiente del volumen
Diversificación e innovación, exploración de nuevos mercados y una firme apuesta por la calidad en detrimento del volumen. La pandemia no solo ha tenido una fuerte incidencia sobre el sector del vino en España, sino que ha acentuado la necesidad de llevar definitivamente a la práctica recetas ya apuntadas para garantizar su futuro.
Apenas un dato ya lo atestigua: en todo el mundo, el vino se dejó durante los meses de confinamiento de la mayor parte de Europa (entre marzo y junio) en torno a un 10% de volumen en ventas. En España, esas mismas pérdidas de volumen ascendieron a un 15,6%, aun tratándose del mayor productor internacional y, por tanto, el de mayor incidencia en la media internacional, según reflejan los datos del Observatorio Español del Mercado del Vino y el Sistema de Información de Mercados del Sector Vitivinícola del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En ese período, el consumo interno descendió un 25,8% y seguía en negativo en noviembre a pesar del notable incremento de las ventas en establecimientos de alimentación. Y solo en el mes de mayo, las exportaciones descendieron un 24,2% en valor y un 22,4% en volumen respecto al mismo período del 2019, más que ningún otro gran productor, dejando en evidencia una gran debilidad competitiva.
“El efecto de la covid se une a otras tendencias previas. A nivel interno, el confinamiento disparó las compras de vino en la alimentación española, con subidas más suaves en la desescalada, pero eso no logró compensar la fuerte pérdida sufrida en el canal Horeca por el cierre y las restricciones que han sufrido bares y restaurantes. En cuanto a las exportaciones, hemos visto cómo un debate que tenemos ya hace tiempo ha acabado por marcar un mal año: producir mucho más de lo que podemos vender bien causa problemas en precios e imagen. Debemos tomar de una vez por todas una determinación”, señala Rafael del Rey, director general del Observatorio.
Los expertos del sector coinciden en que la actual situación exige ese cambio de estrategia que prime la calidad apuntado hace años y que cada vez exige más el mercado, empezando por el interno, donde el consumo de vino con denominación de origen protegida (DOP) o indicación geográfica protegida (IGP) lidera las opciones de los consumidores. En septiembre del 2019, antes de la irrupción de la pandemia, la producción de vino con DOP o IGP alcanzó a la del vino sin indicación. Sin embargo, en las exportaciones sigue teniendo un peso significativo este vino sin control de un organismo regulador, vendido generalmente a granel y a un precio muy bajo.
Los analistas señalan que vender barato a granel influye en el precio del vino embotellado, hasta el punto que España se sitúa por debajo de los precios medios de venta internacional en los diferentes segmentos. Si en el vino a granel la media se sitúa en los 0,71 euros/litro, España lo vende a 0,41 euros/litro. En cuanto al vino embotellado, la media es de 3,96 euros/litro y España lo está vendiendo a 2,31 euros/litro. Esto supone una disfunción, pero también una oportunidad por el recorrido para avanzar, señalan desde el Observatorio Español del Mercado del Vino.
Sin embargo, sin una limitación de la producción y una política común para el sector que trascienda las políticas autonómicas se antoja difícil una estrategia competitiva. La única competencia en el plano de las exportaciones, hoy por hoy, es interna. Y en este 2020 se han dado paradojas como que la comunidad que produce más de la mitad del vino en España, Castilla-La Mancha, haya conseguido vender mejor su producción, con pérdidas sobre la facturación de un 4,9% hasta septiembre sobre el mismo período del año pasado, que comunidades como Catalunya, que ha perdido un 12%, o Andalucía, con un 9,2% de pérdidas interanuales.
El importante peso del sector en la economía española y el hecho de que el producto se vea en el exterior sin todas las diferencias que sí tiene para el consumidor local urge, para Rafael del Rey, esa estrategia común. “Es un viejo debate sobre el que no podemos decir si hay que establecer controles, medidas de regulación... pero en cualquier caso hay que actuar”, señala el director general del Observatorio.
Otras acciones que propone este organismo son la segmentación de mercados y productos y un mayor esfuerzo comercial de un sector que, según datos de la Interprofesional del Vino en España, aporta 11.600 millones de euros a la economía española. Pese a su notable temporalidad, el vino genera 427.700 empleos equivalentes a contrato a jornada completa, lo que representa el 2,4% del empleo en España.
El vino embotellado se vende a una media de 3,96 euros/litro; España lo hace a 2,31 euros/litro