La mejor inversión
Dedicar recursos a mejorar la retribución y la formación de los profesores es apostar por el futuro
El nuevo año que comienza va a estar muy marcado por las ayudas que vendrán de Europa para la reconstrucción. Unos 140.000 millones de euros que llegarán durante los próximos años a razón de unos 26.500 millones anuales. Una ingente cantidad de dinero que si se invierte bien nos permitirá adaptarnos al nuevo mundo que se abre tras la pandemia. Si se destina a ocurrencias como ocurrió con el Plan E de Zapatero será imperdonable.
Por eso hay que acertar en las inversiones y, sin duda, la mejor es destinar recursos a mejorar la calidad de nuestros profesores, desde primaria hasta universitarios. Ellos tienen el futuro en sus manos, y no hay nada más importante. Para esto es fundamental elevar su prestigio social, como en los países más adelantados. Eso requiere mejores retribuciones a cambio de un reciclaje profesional exigente para que se adapten a las nuevas necesidades que impone la revolución tecnológica. No solo es necesario invertir en infraestructuras materiales, que también, sino fundamentalmente en humanas. Como ocurre en los países nórdicos, la mejora de retribuciones debería estar ligadas a resultados.
Los datos son apabullantes. Según el INE, la tasa de paro en el 2019 de los que se graduaron o titularon en el curso 2013-14 en FP superior fue del 12,6%; en grado medio, el desempleo fue del 15,9%; en bachillerato, del 22,2%; los que no pasaron de la ESO, 27,8%, y de quienes abandonaron sus estudios fue directamente al paro un 34,1%. La conclusión es sencilla. El paro juvenil está ligado directamente al fracaso escolar, y eso depende en buena medida de sus profesores. Por el contrario, los universitarios tienen una tasa de paro del 9,8%, que a pesar de ser el doble que sus homólogos europeos, es tres veces y media inferior a los que no tienen ningún tipo de estudios.
Estamos hablando de uno de los problemas más graves de nuestro país, que lastra cualquier horizonte de progreso. El hecho de
Existe un amplio consenso entre los expertos en que el nuevo año que comienza será de transición. El crecimiento del PIB mejorará muchísimo en el segundo trimestre en comparación con la fuerte caída del 2020, el tercero y el cuarto también serán mejores por la recuperación parcial del turismo y del comercio. Pero esta mejoría será insuficiente para recuperar todo lo perdido. Para eso habrá que esperar al 2022 o incluso al 2023 si la vacunación no se desarrolla a la velocidad prevista. que la tasa de paro juvenil en España sea del 35% es un lujo que no nos podemos permitir, por lo que es necesario tomar conciencia y poner el foco en esta realidad.
Hasta ahora los intereses corporativos se han impuesto sobre cualquier otro. En octubre de 1988 el gobierno socialista de Felipe González presentó el Plan de Empleo Juvenil para colocar como aprendices a los jóvenes con fracaso escolar. Los sindicatos respondieron con la mayor huelga general de la democracia, la del 14 de diciembre. Aquel día pararon hasta los relojes, fue un gran éxito laboral. El entonces ministro de Trabajo, Manuel Chaves, retiró la reforma a pesar de que el abandono de los estudios superaba el 30%, y desde entonces no se ha hecho gran cosa. España sigue siendo el país de la UE con un fracaso escolar más alto, 17%, frente al 10% de la media europea. Ni siquiera hemos cumplido el objetivo que nos habíamos impuesto en el 2020 de reducirlo al 15%.
El corporativismo alcanza a todos los estamentos de la sociedad. Los estudiantes protestan para que les bajen las tasas y los profesores para que les suban el sueldo. Nadie parece estar preocupado por la deficiente formación de los alumnos. El hecho de que ninguna universidad española se encuentre entre las 150 más prestigiosas del mundo lo dice todo. Esta situación es coherente con el bajo presupuesto que se destina a investigación y desarrollo, que es otra de las piezas clave para aportar al futuro. El otro elemento es la desconexión que tradicionalmente ha existido entre la enseñanza y las necesidades productivas de las empresas.
Por tanto, esta situación solo podrá cambiar si se mejora la calidad del profesorado, aumentando sus estímulos, tanto económicos como sociales. Y no queda más remedio que hacerlo con el actual marco normativo, la ley Celaá, porque resulta imposible alcanzar un consenso sobre una norma educativa mientras se sigan utilizando las aulas como el campo de batalla ideológico, religioso o identitario y se eluda el fondo del problema: la calidad de los profesores, una asignatura pendiente.
La descarbonización debe ser una prioridad para todos los sectores económicos. Esta es una de las conclusiones de los Diálogos en La Vanguardia que analizaron la evolución del proceso de este reto clave para luchar contra el calentamiento climático. Otra de las conclusiones del debate apunta a que el Gobierno debe establecer una regulación adecuada, especialmente a través de la política fiscal, para que los agentes económicos se orienten en la dirección correcta. La clave principal, en este sentido, pasa por gravar fiscalmente más a quien más cantidad de CO y otros gases de efecto invernadero genere.
El proceso que se sigue para avanzar en la descarbonización, sin embargo, no parece el adecuado. A juicio de Ángeles López Agüera, profesora de la facultad de Física de la Universidad de Santiago de Compostela, existe demasiada improvisación porque lo que manda es el cortoplacismo electoral. Sería importante ver más a largo plazo y evaluar los efectos de los posibles escenarios de futuro antes de su implementación. Para ello la UE y ONU fomentan el uso de las llamadas herramientas Nexus. Estas herramientas permiten optimizar los procesos de descarbonización. interrelacionar todas las capacidades para que el proceso empiece a ser efectivo ya desde la etapa de transición. Alemania, en este sentido, es un ejemplo en el uso de este tipo de herramientas. Allí, el estudio de los escenarios de futuro ha permitido adoptar ya las decisiones adecuadas en el presente.
La tentación de los gobernantes, a juicio de la profesora López Agüera, es buscar resultados inmediatos, para ganar las siguientes elecciones, cuando lo que sucede es que estamos en una carrera de fondo, con beneficios que se producirán a largo plazo. Esto debe tenerse muy presente. “Si no es así –afirma–, si no se utilizan las herramientas adecuadas, es imposible asegurar un proceso de descarbonización sostenible. La fecha de caducidad de los políticos es un grave problema. Harían falta pactos de Estado para varias legislaturas, con el máximo consenso político, para avanzar por la senda correcta”.
A su juicio, hay que optar por modelos de baja dependencia externa con emisiones cero, residuos cero y kilómetro cero como criterios prin
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima prevé inversiones de 240.000 millones de
euros en diez años
Gracias al desarrollo tecnológico se puede
avanzar hacia la descarbonización de
forma rentable cipales de decisión. En este sentido señala que faltan todavía las tecnologías apropiadas y la voluntad política suficiente para desarrollar la economía circular, que es clave en el proceso de descarbonización. Añade que se deberían interrelacionar todas las capacidades del país para poner en marcha las tecnologías más adecuadas.
Jorge Sanz Oliva, de Nera, que en el 2018 fue presidente de la Comisión de Expertos para la Transición Energética, se muestra, en cambio, optimista ante la evolución del proceso de descarbonización. Por dos razones. En primer lugar porque en los últimos años, gracias al consenso científico y a las cumbres internacionales del clima, se ha logrado un alto grado de concienciación. En segundo lugar porque, gracias al desarrollo tecnológico, se puede avanzar hacia la descarbonización de forma rentable. Las inversiones en energías renovables dan beneficios, como sucede con la generación de electricidad a través de la energía eólica.
Profesora de la facultad de Física de la Universidad de Santiago de Compostela
“Estamos en una carrera de fondo. Los políticos deben tomar decisiones sobre la base de un escenario con resultados a largo plazo”
Expresidente de la Comisión de Expertos para la Transición Energética
“Habrá que elegir aquellas actuaciones más eficientes. Es decir, las que permitan la máxima reducción de CO por cada euro invertido”
Responsable de cambio climático y corporaciones en Greenpeace España
“Hay que estandarizar el cálculo de la huella de carbono para evitar que las empresas la establezcan según su conveniencia”
Socio responsable de Energía y Recursos Naturales de KPMG en España
“Lo importante será acertar en la selección de los mejores proyectos que puedan contribuir al logro de los objetivos fijados”