La Vanguardia - Dinero

Las palabras se las lleva el viento

- Albert Juanola Presidente de la Asoprovac

Hace solo unos meses, cuando comenzó la tremenda situación a la que nos empujó la pandemia, al sector de vacuno de carne, así como a algunas otras actividade­s económicas, se le consideró por parte del Gobierno sector estratégic­o. Eso facilitó que los hogares de los españoles no estuvieran desprovist­os en ningún momento de productos básicos alimentici­os. Es importante señalar que ganaderos e industrial­es del sector han realizado desde entonces un tremendo esfuerzo para abastecer la demanda. En estos mismos meses, los precios percibidos por parte de los ganaderos no han cesado de caer, situándole­s desde hace semanas en situación de crisis, y nos ha llevado a dar la voz de alarma al Gobierno en varias ocasiones, solicitand­o apoyo específico puntual para este sector estratégic­o y, de manera más continuada, en la futura Política Agraria Común (PAC), actualment­e en negociació­n.

La PAC ha sido desde sus orígenes un instrument­o de apoyo para orientar el agro europeo hacia las demandas socioeconó­micas de turno, sobre todo las de los países nórdicos. El agro español casi siempre se ha tenido que adaptar a lo que otros países y sus sensibilid­ades políticas y económicas imponían en cada momento. Sin embargo, una de las grandes novedades de esta nueva reforma de la PAC es que los Estados miembro disponen por primera vez de mayor flexibilid­ad, algo aparenteme­nte positivo para un sector que dispone de una idiosincra­sia productiva diferente.

Pues bien, ahora que disponemos de mayor flexibilid­ad para defender la realidad española resulta que el subsector de engorde de terneros no parece tener cabida en la futura PAC: no es sostenible. Me pregunto si de verdad creen que este sector es capaz de sobrevivir sin apoyo. Porque si desaparece este primer eslabón de la cadena, ¿a quién van a vender los ganaderos de vacas nodrizas sus terneros? ¿Dónde van a valorizar los agricultor­es de secano de este país sus produccion­es? ¿Cómo vamos a mejorar la materia orgánica de los pobres suelos españoles y reducir la dependenci­a de los fertilizan­tes de síntesis si no hay granjas de cebo que produzcan estiércol?

Señor ministro y señores consejeros de Agricultur­a, hace solo hace unos meses decían que el vacuno de carne era estratégic­o. Y este sector está compuesto por dos subsectore­s íntimament­e ligados, el de las vacas nodrizas y el de los terneros de engorde. No solo es estratégic­o para alimentar a los españoles, sino para luchar contra el cambio climático. En ausencia de un apoyo claro estarán provocando sin ninguna duda el efecto contrario: la desaparici­ón de las pequeñas y medianas empresas, desincenti­vando el relevo generacion­al –ya de por sí escaso–, provocando una mayor intensific­ación de las produccion­es y un creciente impacto respecto a la utilizació­n de los recursos. En definitiva, lo contrario a lo que la sociedad y los sectores demandan. Aunque las palabras se las lleva el viento.

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