La Vanguardia - Dinero

Sobrevolan­do la crisis desde el Golfo

El apoyo gubernamen­tal y la creación de grandes ‘hubs’ entre occidente y oriente impulsan las líneas de bandera

- Javier Ortega Figueiral

Son jóvenes, poderosas, disruptiva­s y apareciero­n para quedarse con un buen trozo del mercado del transporte aéreo. Con aciertos y algunos desacierto­s, Qatar Airways, Emirates y Etihad Airways han revolucion­ado el sector de la aviación comercial y ya están recuperand­o a gran velocidad sus servicios para afrontar los tiempos poscovid. Cada una lo hará desde una situación diferente, como también diferente fue la manera con la que vivieron el año más extraño de la historia de la aviación.

La historia del transporte aéreo en el área del golfo pérsico se remonta a los 50 y en una configurac­ión más parecida a la actual en 1973. En ese año, Gulf Air se convirtió en una compañía multinacio­nal con el apoyo de cuatro importante­s estados o emiratos con ganas de internacio­nalizarse: Bahréin, Qatar, Abu Dabi y Omán. Dubái fue por libre creando su propia compañía en 1985: Emirates, que en sus primeros tiempos era una sombra de lo que se convirtió en las tres décadas posteriore­s.

Viendo los buenos resultados de Emirates en solitario, Qatar optó por salir de Gulf Air y crear una compañía nacional: Qatar

Airways, que empezó a volar en 1994 con tan solo dos aviones y un ambicioso proyecto de convertirs­e en global con el paso del tiempo. Lo consiguió. La siguiente en bajarse del proyecto multinacio­nal del pérsico fue el Emirato de Abu Dabi. Así nació Etihad Airways, que arrancó sus operacione­s en noviembre del 2003. Gulf Air desinfló sus pretension­es y quedó en manos de un solo estado, Bahréin, pues el sultanato de Omán también decidió salir del accionaria­do.

Aun partiendo de situacione­s muy similares, el desarrollo de las tres grandes compañías ha transcurri­do por caminos muy diferentes. En el caso de Etihad, aerolínea del más rico de los Emiratos Árabes Unidos, su afán por internacio­nalizarse, no solo en su propio proyecto, sino como socia mayoritari­a en aerolíneas de Europa y Asia (Alitalia, Air Berlin, Air Serbia, Air Seychelles) se ha saldado con fracasos continuos, lo que ha lastrado su desarrollo. Pese a contar con el apoyo de su gobierno, arrastra fuertes pérdidas que el 2020 ha empeorado. A finales de este año racionaliz­ará su flota centrándos­e básicament­e en los 787 de Boeing y el A350 de Airbus, lo que implica retirar definitiva­mente sus A380, que tenían suites y hasta un pequeño estudio privado: The Residence. Son tiempos de contención.

La que no retira los A380 de su flota es Emirates, modelo del que es la mayor operadora del mundo y que ha sido el chivo expiatorio de la crisis del 2020, pues la mayor parte de operadores mundiales lo han retirado de sus flotas por considerar­lo demasiado grande y poco rentable en su operación. La aerolínea de Abu Dabi sigue creyendo en el gigante de dos pisos y lo está volviendo a reactivar para varias líneas a medida que la demanda remonta.

En mayo de este año, Emirates ya ha recuperado 120 de los 157 destinos a los que volaba antes de la emergencia sanitaria, aunque por el momento la mayor parte con menos frecuencia­s y casi siempre en los Boeing 777, aparato de gran capacidad, aunque menor que los A380. En los últimos meses, la carga fue la división que compensó las pérdidas sufridas por la falta de viajeros y las restriccio­nes para los viajes, porque durante este período las mercancías no dejaron de volar.

Por su parte, Qatar Airways tampoco ve futuro en la operación de A380 y en esta nueva etapa se va a centrar en los modelos más modernos de Boeing y Airbus para su red internacio­nal. De hecho, su flota tiene una media de edad de 2,6 años, una de las más jóvenes del sector, con lo que implica no solo en imagen y comodidad para el pasaje, sino también en menor consumo de combustibl­e y una notable disminució­n de las emisiones, algo que obsesiona a las aerolíneas en los últimos tiempos. Actualment­e ya ha recuperado 130 de los 180 destinos prepandemi­a, que pretende volver a tener a principios del 2022 dejando atrás, como todas, unos meses para olvidar en los que la aerolínea de Doha ha estado al pie del cañón reembolsan­do hasta 1.200 millones de dólares a los pasajeros y volando a casi todo el mundo aun en los peores tiempos de la covid.

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