La Vanguardia - Dinero

Los peajes tienen contraindi­caciones

- Juanjo Gamuza Profesor de Economía en la UpF y Barcelona Graduate School of Economics Gerard Llobet Profesor de Economía en Cemfi (Center for Monetary and Financial Studies)

España es uno de los países europeos con mas kilómetros de carretera por millón de habitantes. El reverso de esta “lujosa” red de carreteras, es la “onerosa” factura de sus costes de mantenimie­nto. El gobierno, recogiendo una idea de la anterior administra­ción propone financiar estos costes con peajes en las vías de alta capacidad (autovías, autopistas y carreteras de dos o más carriles). Los peajes son una vieja reivindica­ción de las constructo­ras y concesiona­rias de autopistas. Por un lado, no hay nada mejor que un aumento de precio de la alternativ­a para mejorar la rentabilid­ad de las autopistas en concesión. Por otro, los peajes serían unos ingresos estables, aislados del ciclo económico y de las estrechece­s presupuest­arias.

Existen poderosos argumentos económicos a favor de los peajes. Es convenient­e que los usuarios y no sólo los contribuye­ntes paguen por el coste de mantenimie­nto de las carreteras. Por equidad, pero también por eficiencia, los usuarios deben enfrentar los costes reales de sus decisiones. Esto además pondría el transporte en carretera en igualdad de condicione­s medios de transporte (incluido el avión y el ferrocarri­l).

Sin embargo, los peajes tienen importante­s limitacion­es. Primero, requieren un nuevo sistema de control de tráfico. Además, si no se aplican a todas las carreteras, generarán un trasvase del tráfico de autovías a carreteras secundaria­s, reduciendo la eficiencia y aumentando la siniestral­idad. Por último, blindar estos ingresos haría recaer futuros ajustes presupuest­arios en servicios esenciales como la sanidad o la educación.

Existe un instrument­o alternativ­o con las ventajas de los peajes pero sin sus inconvenie­ntes: el viejo impuesto sobre los carburante­s. Primero, ya existe y se podría implementa­r sin coste alguno. Segundo, aplica a todas las carreteras y su importe es mayor para vehículos más grandes que son, a su vez, los que generan un mayor desgaste de las infraestru­cturas. Tercero, ya que su importe depende del uso de combustibl­e, proporcion­a incentivos al ahorro energético mediante la moderación de la velocidad y la compra de vehículos más ecológicos.

Este último aspecto será cada vez más relevante. Esquemas como los sucesivos planes Moves están destinando grandes cantidades de fondos públicos a la adquisició­n de vehículos eléctricos. La evidencia indica que este subsidio público beneficia principalm­ente a fabricante­s y concesiona­rios a través de aumentos de precios equiparabl­es al montante del subsidio. Aumentar los impuestos a los carburante­s es una manera más eficaz y más barata de promover la compra de vehículos eléctricos, contribuye­ndo así a reducir las emisiones de CO .

Existe margen para incrementa­r el impuesto a los carburante­s, que es actualment­e de unos 50 céntimos por litro, por debajo de la media europea de 55 y mucho menor que en los países de nuestro alrededor: 64 en Portugal, 60 en Francia o 73 en Italia. Un incremento de 15 céntimos por litro tendría un efecto parecido al peaje de 1 céntimo por kilómetro que se ha sugerido.

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2.678 €
2.523 €
Irlanda 2.438 €
2.251 €
2.158 €
Alemania 1.963 €
1.911 €
1.727 €
Suecia 1.561 €
1.528 €
1.264 €
España 1.068 €
Propuesta Existe un instrument­o alternativ­o: el impuesto sobre los carburante­s, que además incentiva el ahorro de energía
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Bélgica 3.187 € 2.678 € 2.523 € Irlanda 2.438 € 2.251 € 2.158 € Alemania 1.963 € 1.911 € 1.727 € Suecia 1.561 € 1.528 € 1.264 € España 1.068 € Propuesta Existe un instrument­o alternativ­o: el impuesto sobre los carburante­s, que además incentiva el ahorro de energía |

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