Arte inmaterial
La semana pasada pudimos leer en los medios que un artista italiano con cierta trayectoria, Salvatore Garau, de 67 años, vendió en la casa de subastas Art-Rite una escultura inmaterial, invisible, ¡por 15.000 euros! El título de la obra Io sono (2020) quiere expresar la contradicción sobre la representación de lo material y lo inmaterial, elevando la nada a arte. Lo que el afortunado comprador estará adquiriendo son los derechos sobre la obra, materializados en un certificado de autenticidad firmado por el artista en el que se especifica que la obra deberá colocarse en una habitación privada, en un espacio libre de cerca de 150 x 150 centímetros.
El artista explicaba que tiene la capacidad de ver y sentir físicamente estas obras inmateriales. Las entiende como “un contenedor de posibilidades positivas y negativas que son constantemente equivalentes”. A su modo de ver, “el vacío no es otra cosa que espacio lleno de energía, incluso si lo vaciamos de los campos electromagnéticos”. Al margen de sus argumentaciones que beben de la física y del principio de indeterminación de Heisenberg, argumenta que “cuando decido exponer una escultura inmaterial en un espacio determinado, ese espacio concentrará una cierta cantidad y densidad de pensamientos, creando una escultura que tomará las formas más variadas”. Ya el artista realizó una instalación llamada Buda en contemplación en la Piazza della Scala de Milán donde, deli