La Vanguardia - Dinero

El día de los muebles viejos y no tan viejos

La creciente generación de este tipo de residuos genera un cada vez mayor impacto ambiental y económico

- Lorena Farràs Pérez

Barcelona y otras grandes ciudades han creado el que se conoce como el día de los trastos. Ese día, que varía según el barrio o ciudad, los ciudadanos pueden dejar en las calles aquellos muebles y otros objetos voluminoso­s de los que se quieren desprender para que sean recogidos. Son, en su mayoría, muebles viejos, aunque cada vez son menos viejos, al mismo tiempo que aumenta la cantidad de trastos que se recogen. Es una de las consecuenc­ias del que se conoce como fast furniture o mobiliario low cost: muebles de bajo precio, pero de menor calidad y que duran menos tiempo o de los que, simplement­e, nos cansamos más rápido.

“Ha habido un incremento sostenido de la recogida de este tipo de residuos en los últimos años. Hasta el punto de que hemos tenido que licitar un servicio externo porque en la planta de gestión de residuos de voluminoso­s de Gavà (habilitada para tratar este tipo de residuos) ya no tenemos suficiente capacidad”, explica Marc Gómez, técnico de la dirección de servicios de prevención y gestión de residuos del Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB).

Estos residuos, que en la planta de Gavà representa­n hasta el 80% del total, proceden tanto del día de los trastos como de los puntos limpios. Se trata de un residuo reciclable en su gran mayoría, pero cada vez menos porque casi siempre contienen también otro tipo de materiales que dificultan su reciclaje, como plástico, cristal o metales. Y no toda la madera es reciclada para su reutilizac­ión en la fabricació­n de tableros de aglomerado, sino que un parte se utiliza como biocombust­ible para la producción de energía.

Gómez indica que la AMB gestiona unas 80.000 toneladas de residuos voluminoso­s al cabo de un año, del que la inmensa mayoría son muebles viejos. En el conjunto de Catalunya, la cifra asciende a cerca de 270.000 toneladas, según datos de la Agència de Residus de Catalunya (ARC). Estas cada vez mayores cantidades suponen mayores impactos ambientale­s y mayores costes económicos para las administra­ciones.

Un cambio de modelo

En un reciente informe, la Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB por sus siglas en inglés) hace un llamamient­o a impulsar una economía circular en el sector de los muebles. El estudio señala las oportunida­des de mercado que suponen las diez millones de toneladas de muebles que tiran los particular­es y empresas europeas cada año.

Las propuestas del organismo europeo buscan introducir mejo

Billones de euros generaría el impulso

de una economía circular en el sector del mueble europeo ras en ecodiseño para facilitar el reciclaje, mejorar la calidad de los productos para que duren más tiempo, alargar su vida útil incentivan­do su reparación e impulsar un mercado de segunda mano. Las medidas propuestas supondrían la creación de 160.000 puestos de trabajo, generarían 4,9 billones de euros y evitarían la emisión de entre 3,3 y 5,7 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO ).

Algunas empresas, tanto nuevas como viejas conocidas en el sector, ya se han puesto manos a la obra. La start-up catalana Hannun, que apuesta por muebles de producción artesanal y local, tiene en cuenta criterios de ecodiseño para facilitar el reciclaje y más del 25% de la madera que utiliza es reciclada, según Maurici Badia, uno de los fundadores. Por otro lado, Ikea, paradigma del mobiliario low cost, cuenta con un servicio de recompra y reventa de muebles usados, aunque con algunas limitacion­es.

El objetivo es que los muebles del día de los trastos sean realmente viejos.

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