El planeta no está para moratorias
La humanidad se halla en el mejor momento de la historia, pero podemos aspirar a estar mucho mejor, subraya Ventura Ruperti, que remarca que en la desigualdad la brecha sigue como hace siglos: una sociedad moderna, justa, libre y sostenible no puede asumir que el 1% de la población posea el 50% de la riqueza. El autor, que trabaja en asesoría estratégica internacional, apuesta por un capitalismo humanizado y sostenible, por una economía más centrada en la reciprocidad que conjugue mejor el interés personal y el comunitario.
El negocio de los deportes electrónicos y de los videojuegos competitivos crece imparable. Este libro analiza las claves de la nueva generación de competiciones en las que los jugadores se han deshecho de los cuerpos y el único atleta es el cerebro. Desde los juegos de lucha y los first-person shooters a los battle royale o los juegos de cartas coleccionables, examina las razones del éxito de unos combates con inversiones millonarias de Amazon y Facebook, retransmisiones televisivas, becas, grandes patrocinadores y millones de fans.
Una importante dosis de inteligencia emocional, optimismo impenitente, resistencia ante el fracaso, innata capacidad para generar confianza... En un buen comercial deben aunarse características no muy comunes, subraya el autor, además de ser trabajador, organizado, responsable... y telegénico, gracias a la covid. Este libro examina dónde encontrarlos, los diferentes tipos de comercial, la entrevista de selección, las decisiones inconscientes que seleccionan por nosotros o cómo retener a los buenos profesionales.
Ningún territorio en Europa tiene plena soberanía alimentaria. No hace falta. Vivimos en un mundo interconectado donde, ni durante la pandemia mundial más importante del siglo ha habido problemas graves de abastecimiento alimentario. Tampoco hay que ser soberanos energéticamente. Existen líneas de alta tensión que pueden llevar la energía de un sitio al otro y cubrir así los consumos. Tampoco ha habido problemas de aprovisionamiento durante la pandemia.
El aprovisionamiento energético y el alimentario, han superado con nota este test de estrés tan estricto. Podemos sobrevivir sin producir dentro de unas determinadas fronteras la energía o la comida. Ahora bien, creo que tenemos que maximizar la producción al lado de los centros de consumo. Tanto de energía como de alimentos. Primero, por una cuestión de creación de empleo en el territorio. Cuanto más alimentos y energía producimos, más puestos de trabajo crearemos. Segundo, para reducir el impacto del transporte, ya sea por las emisiones de CO de los camiones para llevar los alimentos lejos o por el impacto ambiental de las líneas de alta tensión. Y tercero, porque esta actividad implica también un aumento de la recaudación fiscal, especialmente en los municipios.
La actividad agrícola y el energético no son excluyentes. Si analizamos la actividad agrícola, vemos que durante los últimos 20 años se ha perdido el 10% de la superficie cultivada en Catalunya, que ha pasado a ser superficie boscosa. Con respecto a la energía, en Catalunya no hemos instalado ninguna central solar y solo un pequeño aerogenerador durante la última década, mientras que en el resto de España se ha hecho más energía solar en el 2020 que en la década anterior. En resumen, estamos perdiendo agricultura y no estamos haciendo nada en materia energética.
Le tenemos que dar la vuelta. Y sí, tenemos que mejorar la eficiencia energética y alimentaria. Consumir menos energía y reducir el despilfarro de alimentos. Eso siempre lo primero. También tenemos que aspirar a toda la producción kilómetro 0 posible. Pero sin hacernos trampas en el solitario. Por mucho que llenamos los tejados de paneles solares o de huertos urbanos, necesitaremos también producir sobre el terreno. Tanto alimentos como energía. Pero hay un cierto miedo a la implantación de energías renovables.
Catalunya ha sido el primer territorio del Estado donde este conflicto artificial entre territorio y energía se ha manifestado, con resultados catastróficos. Llevamos desde el 2009 parados, mientras nuestro planeta sigue calentándose. En la nueva etapa política que se abre, y mientras este conflicto territorio-energía empieza a llegar a otros territorios, Catalunya tiene una oportunidad histórica para aprender del pasado y liderar esta nueva fase de implantación de las energías renovables. Es el momento de la valentía política, de no solo hablar, gritar y discutirse, sino sobre todo, de hacer.