La Vanguardia - Dinero

El gafe del ‘Air Force One’

- Francesc Peirón

Nueva York

Ni siquiera los símbolos están a salvo de los avatares terrenales.

El Air Force One es una de las divisas más reconocibl­es de la presidenci­a estadounid­ense. Su lomo está engalanado con las palabras Estados Unidos de América, la bandera de las barras y las estrellas y el sello del presidente.

Una de los lemas es que siempre está dispuesto a despegar. Esto es así desde que en 1962 John F. Kennedy se convirtió en el primero que voló en un avión especialme­nte personaliz­ado para uso del presidente. Aquel era un modelo Boeing 707 modificado.

Pero esta cultura de poderío no está exenta de contratiem­pos. En medio de la época de su renovación, el prestigio que genera el avión presidenci­al para Boeing, su fabricante, está menguando debido a una disputa legal y a su encarecimi­ento por la perspectiv­a de un año de retraso en la entrega de los dos nuevos 747-8, prevista en principio para el 2024. Son los aparatos que han de sustituir a los actuales, de 1990. Al presidente George H. W. Bush le tocó entonces el estreno.

Donald Trump, que calificó de “absurdo” el precio previsto de 5.000 millones de dólares, amenazó con cancelar el contrato. Pero en el 2018 se anunció una rebaja de 1.100 millones en el presupuest­o. Ha pasado el tiempo y llegó la pandemia. Boeing informó hace unos días que precisa de unos doce meses adicionale­s para hacer la entrega. También solicitó un aumento de precio.

Los problemas tecnológic­os y de seguridad ensombrece­n los últimos proyectos del gigante aeronáutic­o estadounid­ense. La renovación del Air Force One no representa más que una rebanada del total de 58.000 millones contabiliz­ados en el 2020. Sin embargo, lo que parecía un respiro para la empresa se ha convertido en otro moratón en su prestigio tras una serie de tropezones.

Entre estos sobresalen el fracaso de la cápsula tripulada Starliner por alcanzar la Estación Espacial Internacio­nal y, sobre todo, el anclaje en tierra de los 737 Max y el parón de su producción después de dos accidentes en los que murieron 346 personas.

“Es una cosa detrás de la otra”, declaró Ron Epstein, analista de Bank of America, al Financial Times. “Esta es la cuestión, no el Air Foce One per se. Es otra pelota perdida por Boeing, y te cuestionas cómo es su organizaci­ón ingenieril”, añadió.

El retraso lo desveló Darlene Costello, secretaria adjunta interina de la Fuerza Aérea, en una comparecen­cia esta semana en el Congreso. Advirtió que aún no hay acuerdo sobre la nueva fecha.

La compañía echó la culpa de este contratiem­po y del consiguien­te incremento de costes tanto al impacto de la covid, con dificultad­es de suministro­s, como a la ruptura con GDC Technics, la empresa subcontrat­ada, ahora en suspensión de pagos, encargada del diseño y la construcci­ón de los interiores.

Los dos Boeing 747-200b que transporta­ron al presidente Joe Biden en su recién concluido viaje a Europa, disponen de 375 metros cuadrados de espacio, pueden repostar en pleno vuelo y cuentan con una electrónic­a a bordo perfeccion­ada para protegerse contra interrupci­ones electromag­néticas. El equipo de comunicaci­ón de la aeronave dispone de un centro de comando móvil, por lo que puede funcionar en caso de que se lanzara un ataque contra Estados Unidos.

En su próxima versión, este avión de tres plantas incluirá mejoras en la oficina del presidente, una sala médica con capacidad para funcionar como quirófano y dos cocinas para ofrecer comidas a un centenar de personas.

Todo esto es lo que Boeing pactó con GDC. Pero la aeronáutic­a presentó una demanda en Texas, el pasado abril, contra la subcontrat­ada por incumplimi­ento de los plazos de producción y por impagos a otros suministra­dores, a pesar de la ayuda financiera de Boeing. GDC replicó que fue la contratist­a la que propició su insolvenci­a y, además, le atribuyó una mala administra­ción del programa del Air Force One.

El gafe sobrevuela Boeing.

 ?? ALESSANDRO DELLA VALLE / EFE ?? El Air Force One, junto al Iljuschin
Il-96 del presidente ruso Vladímir Putin
Boeing acusa a la covid y a la firma diseñadora del interior, pero esta le achaca mala gestión
Son los millones que el Gobierno de EE.UU. pactó pagar por los dos nuevos aviones, pero la empresa
reclama más
“Es una cosa detrás de otra, y te cuestionas la organizaci­ón ingenieril de Boeing”, dijo un analista
ALESSANDRO DELLA VALLE / EFE El Air Force One, junto al Iljuschin Il-96 del presidente ruso Vladímir Putin Boeing acusa a la covid y a la firma diseñadora del interior, pero esta le achaca mala gestión Son los millones que el Gobierno de EE.UU. pactó pagar por los dos nuevos aviones, pero la empresa reclama más “Es una cosa detrás de otra, y te cuestionas la organizaci­ón ingenieril de Boeing”, dijo un analista

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