La Vanguardia - Dinero

Cuanto peor, mejor

El papel de la oposición no puede ser evitar que lleguen los fondos europeos, sino procurar que se utilicen con rigor para acabar con déficits estructura­les

- Mariano Guindal

Por mucho que se flagele la oposición, no se puede negar que España ha aprobado con sobresalie­nte en Bruselas. Puede ser que el examen haya sido fácil, pero lo que no tiene sentido es que se reclame por ello el suspenso y, peor aún, que no nos lleguen los 70.000 millones de euros que nos correspond­en del Plan de Recuperaci­ón.

Asegurar que se trata de una oportunida­d perdida para modernizar el país es ir demasiado lejos. En la lógica política en cualquier democracia liberal, el papel de la oposición no es evitar que nos llegue la ayuda de Europa para superar una situación tan grave como ha sido la pandemia. Por el contrario, su labor es estar vigilante para que las reformas comprometi­das ante la UE se cumplan y que se gestionen los recursos financiero­s correctame­nte.

Por desgracia no es esta la actitud que tradiciona­lmente ha tenido la oposición conservado­ra. Durante un debate electoral, el entonces presidente del PP, José María Aznar, acusó a Felipe González de gastar en España como si fuera un nuevo rico, mientras iba a la UE “de pedigüeño”.

Aquello le costó una derrota electoral al líder conservado­r. La opinión pública no entendía que mientras el presidente del gobierno se batía el cobre para atraer el mayor volumen de ayudas, llamadas entonces fondos de cohesión que suponían casi un 2% de crecimient­o anual del PIB, el jefe de la oposición metiera palos en las ruedas.

Una cosa es no apoyar el estado de alarma, rechazar una nueva edición de los pactos de la Moncloa o cualquier tipo de acuerdo para salir de la crisis por parte de PP, Cs y Vox. Pero otra cosa muy distinta es lamentarse de que España haya logrado obtener el dinero del Next Generation. La estrategia tan española de cuanto peor, mejor, acaba volviéndos­e en contra de quien la practica. No obstante, el eurodiputa­do Luis Garicano tiene razón cuando advierte que el dinero puede hacer que Pedro Sánchez olvide las reformas estructura­les.

En economía se utiliza una metáfora que compara los problemas estructura­les con los bloques de granito que impiden a los barcos arribar a puerto cuando baja la marea. Para evitarlo lo correcto sería ponerse pico-pala-pico-pala y quitar las piedras de la bocana. Pero es cansado e impopular, y cuando su

El dinero que nos va a llegar tiene que gestionars­e bien o no servirá más que para capear la crisis

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