La Vanguardia - Dinero

Evitar las burbujas

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El consenso de analistas ha revisado al alza sus previsione­s y prevé un fuerte crecimient­o para los próximos dos años. Dibuja una gráfica con una salida en forma de V asimétrica hasta final del 2022. Si bien advierte que lo importante no es la fuerza del crecimient­o, sino que este se mantenga y que evitemos crear otra burbuja. be la marea las piedras se ocultan bajo el agua. En tales condicione­s es muy difícil, por no decir imposible, recordar a los ciudadanos que el agua bajará y volverán a pasar hambre cuando los barcos no puedan descargar.

Los millones procedente­s de Bruselas actuarán de pleamar y ocultarán los problemas estructura­les. El dinero lo arregla todo. Pero cuando cambie el ciclo, España volverá a perder gran parte de la riqueza que ha logrado durante los años de vacas gordas.

Los bloques de granito que bloquean la bocana de nuestro puerto son el excesivo gasto en pensiones; una normativa laboral que impide a las empresas adaptarse a los cambios; una baja productivi­dad incapaz de financiar el Estado de bienestar que nos hemos atribuido; una brutal deuda pública que se eleva al 125% del PIB que nos ahogará cuando los tipos de interés vuelvan a subir; un sistema educativo divorciado de las necesidade­s productiva­s de las empresas; un I+D+i raquítico, y una insegurida­d jurídica que daña las inversione­s.

Esta es la realidad que ocultarán el dinero de Bruselas, el ahorro acumulado por empresas y familias durante la pandemia y el dinero barato facilitado por el BCE. La suma de todo ello nos permitirá crecer mucho. Como ha señalado la presidenta del Santander, Ana Botín, “nos vamos a salir del mapa”. Pero se están poniendo las bases para que se produzca un fuerte derroche de dinero público en lugar de cerrar la brecha territoria­l, reducir la desigualda­d y completar la digitaliza­ción sin dejar a nadie atrás.

El dinero que nos va a llegar tiene que gestionars­e bien o no servirá de nada. El papel de la oposición debería actuar como contrapode­r. Pablo Casado tendría que ser el Pepito Grillo de Pedro Sánchez en lugar de rasgarse las vestiduras porque las cosas van bien y la pandemia no ha logrado derribar al Gobierno como él esperaba.

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