Coleccionismo ético (2)
Cuando queremos liderar un cambio, si ese cambio no empieza por nosotros mismos, con nuestras propias autoexigencias, tiene todos los números para fracasar
La semana pasada hablábamos de un nuevo código de conducta para coleccionistas de arte contemporáneo que un grupo de profesionales ha liderado con la idea de trasladar las inquietudes sobre los comportamientos éticos de otros sectores a la industria del arte. Sin ánimo de imponer nada, solo cuestionando sus propias prácticas, creen que su accountability redundará en un mercado más ético y justo para todos. En un documento (ethicsofcollecting.org) abierto a periódicas revisiones, usan la terminología propia del compliance con la voluntad de mejorar uno de los últimos mercados no regulados. A continuación relato de forma muy resumida algunas de las pautas que seguir por los coleccionistas, tal y como lo plantea uno de los impulsores de este proyecto, Piergiorgio Pepe.
1. En la interacción directa con los artistas, pagarles de forma justa y puntual, actuando de forma íntegra y transparente, no pidiendo regalos. Solicitar a las instituciones que liquiden siempre los correspondientes artists’ fees al prestarles obras, pues la visibilidad no es una compensación ni suficiente ni adecuada.
2. No interferir en las instituciones y museos que se apoyan o de las que se forma parte como patronos. Ésa debe ser una relación basada en la generosidad y no deben admitirse conductas guiadas por el propio interés que condicionen la libertad de elección. Abstenerse de interferir en la configuración de las colecciones o programas expositivos. No aprovecharse de las necesidades de financiación de las instituciones para beneficiarse, como exigir exposiciones de artistas que coleccionan ni usar información confidencial para especular (insider trading).
3. Evitar solicitar grandes descuentos a las galerías o a los artistas, pues puede ponerlos en una posición vulnerable ante el temor a perder apoyos.
4. Apoyar lo artístico es genial; sin embargo, hay que rechazar el artwashing, consistente en usar el arte como herramienta de relaciones públicas en beneficio propio, ya sea a nivel personal o para mejorar la imagen empresarial. Articular una colección de arte seria es otra cosa.
5. Poner las obras de las colecciones a disposición de las instituciones para su exposición, pensando en el arte como un bien de interés público, conservándolo y custodiándolo en condiciones óptimas.
6. Mantener a los artistas informados de las vicisitudes de sus obras. Como propietarios morales de sus creaciones, deben poder saber dónde están y dónde y cómo se exponen.
7. Entendiendo que las galerías son una parte esencial del ecosistema artístico y que trabajan intensamente para apoyar y nutrir a sus artistas, es preciso respetar su papel. Evitar comprar obras directamente a los artistas cuando éstos estén representados por una galería.
8. No especular con el arte ni llevar a cabo conductas que manipulen el mercado artístico. Huir de prácticas abusivas, rechazando el flipping,
consistente en comprar obras a galerías para revenderlas en subasta por un precio muy superior en un breve espacio de tiempo.