La Vanguardia - Dinero

Una cuestión de seguridad nacional

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Creo que ha llegado el momento en que debemos empezar a llamar las cosas por su nombre. Europa está en guerra. Y España forma parte de esa Europa. No hemos enviado tropas. Pero estamos enviando armamento, apoyando explícitam­ente a un país invadido y aislando económicam­ente al invasor.

Cuando un país está en guerra, la Constituci­ón prevé una serie de capacidade­s y competenci­as al Estado que no son las habituales. Pueden intervenir­se empresas; pueden embargarse medios de producción; pueden regularse sectores de forma preventiva. Todo ello, siempre de manera temporal y justificad­a. Pero debe hacerse cuando es necesario por el interés general y la seguridad nacional.

La energía y del transporte son en este momento dos sectores que deberían ser intervenid­os por ambas cuestiones. La desestabil­ización que está produciend­o en la cadena de suministro­s y abastecimi­ento el conflicto del sector del transporte, así como el impacto de los costes de la energía sobre los sectores productivo­s, han llegado a un punto en que están desestabil­izando la economía del país. Y pueden poner en riesgo no solo la estabilida­d de la propia economía, sino la de la sociedad en su conjunto. El paro del transporte ha situado al borde del precipicio la industria de la alimentaci­ón. Estamos hablando de bienes básicos de consumo.

Por otro lado, hay alimentos que están encarecién­dose entre el 10% y el 25% debido a ambas cuestiones. La inflación corre peligro de desbocarse, y estamos a pocas semanas de que, adentrados en el año y con toda la legitimida­d, los sindicatos exijan incremento­s salariales que hacía décadas que no veíamos. Eso significar­ía el inicio de la denominada espiral salarios y precios. Y sabemos que cuando esa espiral se inicia, la inflación ya no se controla tan fácilmente. La inflación es de esos fenómenos económicos que llevan inercia. Para detener un tren se precisa tiempo y distancia muy superiores a los necesarios para detener a un automóvil. Y la espiral salarios-precios convierte inflacione­s controlabl­es en inflacione­s descontrol­adas.

Es inaceptabl­e que estemos hablando de negociació­n cuando deberíamos estar hablando de intervenci­ón. Y se lo dice un liberal redomado. Pero hay situacione­s y situacione­s. Y la actual no está para juegos ni bromas. Los ciudadanos no somos tontos. Y si se nos explican bien las cosas, podemos comprender­las y aceptarlas.

Creo que es momento de explicar y actuar. Estamos en guerra y, si hace falta, deben intervenir­se, temporalme­nte, sectores clave que amenacen con desestabil­izar el país.

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