Sin un pacto de rentas
La patronal y los sindicatos se niegan a que el Gobierno les instrumentalice políticamente para sortear el contexto de elevada inflación
Su gozo en un pozo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha quedado sin el tan cacareado pacto de rentas para negociar un reparto equitativo de la crisis provocada por la guerra de Ucrania. Una cosa es firmar unos segundos pactos de la Moncloa y otra completamente distinta es que los agentes sociales cierren el acuerdo que llevan semanas negociando para fijar los criterios de la negociación colectiva para los próximos tres años.
Las tensiones inflacionistas ya habían complicado extraordinariamente las negociaciones salariales. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, considera que el acuerdo sobre Negociación Colectiva (ANC) debe cerrarse cuanto antes para evitar que se les escape de las manos. Los convenios negociados para el 2022 hasta ahora se han cerrado con aumentos del 2% de media sin cláusula de revisión, pero afectan a pocos trabajadores. El resto espera las orientaciones que pacten sus cúpulas de ámbito estatal. El problema es que cada día que pasa la presión social es mayor, y ya se han pactado algunas subidas del 5%.
En opinión de la patronal, de consolidarse esos aumentos será muy malo para España, porque nos conduce irrevocablemente a la espiral precio-salario. Supone que una inflación coyuntural del 7,6% provocada por el alza de materias primas se convierta en estructural. Una situación que conduciría directamente a la estanflación. Para que no suceda, la patronal ha propuesto aumentos salariales de entre el 2% y el 3%, sin cláusula de revisión que compense las desviaciones que puedan producirse, tal como recomienda el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Para el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y, sobre todo, para el de CC.OO., Unai Sordo, es totalmente inaceptable, porque todo indica que los precios podrían llegar al 10% en primavera. Una fuerte pérdida del poder de compra de los salarios, sobre todo si no hay una cláusula de revisión salarial pura. Es decir, que la diferencia entre el salario pactado y la inflación real se recupere con efecto retroactivo desde el 1 de enero del 2022.
Las cláusulas de revisión son el auténtico caballo de batalla de la negociación colectiva. La CEOE aceptaría que al final de los tres años de vigencia del ANC se compense la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores a través de una paga extraordinaria, que no se consolidaría en la masa salarial. El problema es que después de más de