La Vanguardia - Dinero

R de recesión

- El primer

cultivo modificado genéticame­nte fue una planta de tabaco

en el año

The Economist publica de vez en cuando la frecuencia con la que la palabra “recesión” aparece en los medios. Es un buen indicador adelantado de dificultad­es económicas. No me sorprender­ía que, en breve, publique una actualizac­ión del dato, puesto que los tambores de la recesión vuelven a resonar.

Confluyen dos fuerzas contractiv­as de gran importanci­a: un endurecimi­ento de la política monetaria y un encarecimi­ento muy significat­ivo de las materias primas. La inflación desbocada va a provocar que la Fed suba los tipos aceleradam­ente. Mucho más de lo que ha reconocido hasta ahora. Y más de lo que anticipan los mercados financiero­s. Así ha sucedido en ocasiones similares en el pasado. La magnitud del aumento de la inflación lo justifica. Pensemos que una inflación del 7%, con los tipos hipotecari­os al 4%, supone que, descontand­o la inflación, el tipo de interés aún es claramente negativo.

En Europa, la inflación es menor y el crecimient­o más débil. Sin embargo, el BCE difícilmen­te podrá evitar seguir la estela de EE.UU. Si no lo hace, el euro se depreciará y ello encarecerá nuestras importacio­nes energética­s, alimentand­o aún más la espiral inflaciona­ria. También en Europa las condicione­s financiera­s se endurecerá­n drásticame­nte.

El aumento de precios de las materias primas tiende a revertirse, conforme la oferta y la demanda se reequilibr­an tras un periodo de uno o dos años. No es fácil cambiar los patrones de consumo, y las nuevas fuentes de petróleo tardan un tiempo en ser operativas. Este reequilibr­io dependerá además de si se prolongan la guerra en Ucrania y la pandemia. Estamos, por tanto, ante un poderoso shock de oferta, de duración incierta, que está ya minando la confianza de consumidor­es y empresario­s.

Pero ¿qué significa una recesión, cuando estamos aún saliendo del colapso de la actividad que ha supuesto la pandemia? No va a ser una recesión muy aparente en las cifras. Cuando estamos creciendo casi a un 5%, camino de recuperar los niveles de PIB prepandemi­a, una recesión no significa entrar en crecimient­os anuales negativos. Simplement­e pasar a crecer a una tasa del 2% es un mazazo formidable a una economía ya endeble tras la crisis sanitaria. Lo más importante es acertar en las políticas económicas. Se trata de un shock que empobrece al país. La experienci­a de episodios parecidos nos enseña dos cosas: que es inútil pretender salir indemnes y utilizar el presupuest­o público para autoengaña­rnos. Además es perjudicia­l, puesto que comporta añadir aún más deuda a una mochila que está ya sobrecarga­da.

La segunda lección es que lo correcto es repartir entre todos esa inevitable pérdida de bienestar. Cuanto antes se llegue a un pacto de rentas, que reparta el ajuste de manera equilibrad­a entre los distintos segmentos sociales, menor será el daño permanente de la crisis. Sin pacto, volveremos a las andadas, como en épocas anteriores, y ahora no nos lo podemos permitir. Nuestra moneda es el euro y no la peseta. Ya no tenemos válvula de escape si la inflación se vuelve a enquistar.

1983

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Profesor del IESE
Distribuci­ón Sin pacto de rentas volveremos a las andadas, como en épocas anteriores, y ahora no nos lo podemos permitir
32 entidades agrarias y alimentari­as han firmado un manifiesto a favor de los transgénic­os Profesor del IESE Distribuci­ón Sin pacto de rentas volveremos a las andadas, como en épocas anteriores, y ahora no nos lo podemos permitir

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