La Vanguardia - Dinero

¿Hacia una desglobali­zación?

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Pues no. Sinceramen­te, no lo veo.

Mi opinión es que la globalizac­ión es ya imparable y que, a pesar del conflicto geopolític­o con Rusia y del progresivo establecim­iento de dos bloques mundiales, con Estados Unidos y China a la cabeza de cada bloque y el resto adhiriéndo­se a uno y otro bando, el comercio mundial, salvo situacione­s puntuales y algunos sectores muy concretos, no va a retroceder.

Muchas voces sostienen lo contrario. Es verdad que, históricam­ente, una elevación de la tensión bélica ha venido de la mano de un retroceso en el comercio mundial, pero este momento de la historia registra dos hechos que, en otras épocas, no estaban presentes.

El primero es que las finanzas son globales y que, además, estas fueron las impulsoras de la globalizac­ión de bienes y servicios. Los mercados financiero­s fueron primero y a ellos les siguieron los mercados de bienes y servicios. El número de divisas del mundo se ha reducido ostensible­mente, y cuatro divisas (dólar, euro, yuan y libra esterlina) concentran la práctica totalidad del comercio internacio­nal. Por otro lado, la deuda soberana de cualquier nación del mundo, especialme­nte las occidental­es, está en manos de no residentes. De la deuda de los estados miembros de la UE, por ejemplo, entre el 50% y el 80% está en manos extranjera­s. China, por su parte, es el mayor comprador de deuda estadounid­ense.

Más razones. Nunca el comercio mundial había tenido el peso que registra en la actualidad. Alrededor de un 25% del PIB mundial proviene del intercambi­o internacio­nal. Ningún país puede permitirse una involución de tal calibre sin entrar en una crisis interior y grandes niveles de desempleo. ¿El bloqueo a Rusia? Rusia es muy grande en extensión, pero, seamos sinceros, su PIB es similar al de España. Es un actor mundial relevante por el gas y petróleo, pero sin estos, Rusia no tiene ningún peso significat­ivo en el comercio mundial. En cuanto Occidente reduzca la dependenci­a energética de Rusia, este pasará a ser un pelele en el mundo global.

Últimos argumentos: los demográfic­os. Occidente no va a crecer en población y, en cambio, Asia y África doblarán sus habitantes en las próximas décadas. La presión a la baja en salarios en estos países será enorme, y su oferta, en los sectores menos tecnificad­os, deberá encontrar una salida en el mundo global. Y así será. Y constituir­á una oportunida­d también para nosotros.

Así que, me puedo equivocar, pero, por lo que a mí respecta, si son una empresa exportador­a, no teman. Vienen grandes oportunida­des. El coste de los fletes acabará bajando. Ya lo verán.

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