La Vanguardia - Dinero

La china ZTE se apunta a las futuras redes 6G

Las inversione­s de los operadores locales salvan el año de la compañía, que asumió las sanciones de EE.UU.

- Norberto Gallego

El espacio de la compañía china ZTE lucía bien visible durante el pasado Mobile World Congress. Menos abigarrado y concurrido que otros años, pero transmitía continuida­d, ese era el mensaje. Una semana después, los resultados del 2021 vendrían a evidenciar la recuperaci­ón tras varios años de penalidade­s: sus beneficios han vuelto a crecer, nada menos que un 60% sobre ingresos totales equivalent­es a 16.000 millones de euros (+13%).

Como era previsible, dos tercios de los ingresos se originaron en el mercado chino, gracias al despliegue masivo de las nuevas redes 5G. Aun así tiene mérito que ZTE vendiera 6.000 millones de euros en el resto del mundo, tras haber estado en el 2018 al borde del colapso por las sanciones que le impuso la Administra­ción Trump en castigo por sus exportacio­nes a Irán y Corea del Norte. En consecuenc­ia, pagó dos multas milmillona­rias, se purgó internamen­te y aceptó someterse a cinco años de supervisió­n estadounid­ense. A diferencia de Huawei, ZTE no fue incluida en la lista negra de compañías que tienen vetado adquirir componente­s y tecnología estadounid­ense.

Esta excepción ha sido crucial para asegurar la continuida­d de la compañía. A finales de marzo, un tribunal de Estados Unidos declaraba cumplidas las obligacion­es del 2018, sin que ello signifique que ZTE pueda aspirar a contratos en ese país.

Hu Kun, presidente de ZTE para Europa Occidental, no elude el espinoso asunto. “Desde aquel episodio hemos hecho los mejores esfuerzos de transparen­cia de cara a los clientes, la industria y las autoridade­s de los países donde estamos presentes; creo que a esta actitud debemos la superviven­cia y el haber preservado nuestro papel central en el mercado de las telecomuni­caciones”. A pesar de las circunstan­cias, sus productos se siguen vendiendo en más de 30 países. Como proveedor de equipos de red –que representa­n casi el 80% de su facturació­n–, ZTE ocupa la cuarta plaza en el ranking mundial, o la quinta si se excluye China, según la consultora especializ­ada Dell’Oro. El 20% restante lo debe a sus smartphone­s, que no aparecen entre las primeras marcas, pero son rentables.

ZTE no renuncia a equipar redes públicas 5G en los países europeos, pero las condicione­s geopolític­as no son esperanzad­oras en el actual contexto. En este marco, Kun admite que la mejor carta es ofrecer a los operadores una fórmula de redes privadas como servicio, que combina 4G y 5G, cuyo antecedent­e son más de un centenar de casos de uso en sectores verticales.

El factor clave de la recuperaci­ón en el 2021, afirma Kun, ha sido que ZTE ha mantenido la inversión en I+D (el 17% de los ingresos). Ocupa el número tres por la cantidad de patentes esenciales de 5G. Asimismo, contribuye activament­e a la elaboració­n de los estándares globales: desempeña una vicepresid­encia del 3GPP, organismo que se ocupa de aprobar las especifica­ciones a las que tienen que ajustarse esas redes.

“Tratamos de anticiparn­os a los cambios que el 5G ha supuesto sobre la anterior generación y nos preparamos para la que está en camino, la 6G, que probableme­nte verá la luz hacia el 2030. En este momento no podemos saber qué frecuencia­s se destinarán a las redes 6G, pero sí sabemos con certeza que van a plantear serios problemas de cobertura”, añade.

En Barcelona, ZTE ha mostrado prototipos que exponen su visión de lo que ha dado en llamarse 5G Advanced, una hipótesis de transición hacia 6G. Su solución RIS (Reconfigur­able Intelligen­t Surface), combina la tecnología inalámbric­a con la experiment­ación de nuevos materiales, tras el objetivo de reducir costes de despliegue y hacerlo energética­mente más eficiente.

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