La Vanguardia - Dinero

Hacia un mundo freelance

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Llevamos meses debatiendo sobre si estos dos años de pandemia van a cambiar las políticas de teletrabaj­o y las prácticas y hábitos de las reuniones presencial­es entre clientes, proveedore­s y colegas. Pero se ha hablado poco de lo que pienso que va a ser realmente la gran transforma­ción en el mundo del empleo y el trabajo. Y me refiero al meteórico ascenso que se va a producir en el colectivo del autónomo y que como economista me atrevo a augurar.

Tres factores son los que pienso que van a causar este incremento. Y los tres se han producido casi al mismo tiempo, así que la suma de los mismos producirá un efecto geométrico. Son la experienci­a de los ERTE, la reforma laboral y las nuevas cuotas de seguridad social para autónomos.

Vamos con el primero. Durante los ERTE sucedió que, especialme­nte en el sector servicios, las empresas se encontraro­n con una extraña situación. Tenían a parte del personal en suspensión temporal de empleo y no siempre podían acompasar las entradas de encargos o de trabajos con la estructura disponible. Tampoco se podía sacar y meter al personal en ERTE como quien se sube o se baja de un taxi, así que muchas empresas recurriero­n a la subcontrat­ación. Durante estos dos años, igual que hemos descubiert­o el teletrabaj­o y las presentaci­ones virtuales, hemos descubiert­o que se puede funcionar con una estructura mucho más reducida y subcontrat­ando servicios a profesiona­les liberales o autónomos cuando es menester. Se le llama variabiliz­ar gastos fijos. En otras palabras, convertir gastos de estructura en gastos variables. Sí, son más caros, pero solo los pagas cuando los necesitas y eso sitúa el punto muerto más abajo. Es más fácil y rápido entrar en beneficios.

Por otro lado, la nueva reforma laboral limita muchísimo los contratos temporales y los de obra y servicio. Va a ser muy arriesgado saltarse esta norma, porque una inspección de trabajo o una demanda de un trabajador supone convertir en indefinido a un temporal. Las empresas no van a arriesgars­e.

Añadamos el tercer factor: ser autónomo es caro porque hay que pagarse la seguridad social. Sin embargo, a partir de ahora la Seguridad Social que abonar se va a poner en relación a lo que se factura, por lo que muchas personas en búsqueda activa de empleo, muchos de ellos personal cualificad­o, podrán darse de alta sin tener que asumir un coste fijo demasiado gravoso.

Como resultado creo que en uno o dos años ya no hablaremos de la dualidad del mercado de trabajo español. Habremos conseguido erradicar el empleo precario. Eso sí, convertido­s en autónomos. Porque la precarieda­d no se erradica con reformas laborales, sino con empresas sólidas, economías estables y leyes seguras.

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