El peligro de las altas expectativas
La bolsa se mueve tanto por los fundamentales –el negocio actual, con sus productos y servicios, su rentabilidad conocida, la deuda y el equipo directivo, etcétera– como por las expectativas. Estas últimas son las que adelantan a valor presente los beneficios que se esperan para el futuro. Y en el caso de las empresas tecnológicas, las que justifican que se paguen precios absolutamente desorbitados por algunas compañías, muy superiores a lo tangible. En cada presentación de resultados trimestrales, las apuestas de los inversores se ponen a prueba con una crudeza descarnada. Netflix, por ejemplo, mejoró un 10% los ingresos en el primer trimestre con relación al año anterior, y Amazon y Meta lo hicieron en un 7%. Pero el mercado les ha castigado estos días porque en ambos casos se trata del ritmo de crecimiento más bajo en la historia de estas compañías, según datos de Charlie Bilello, fundador y consejero delegado de Compound Capital Advisors. Hoy, muchas empresas no tienen la confianza de los inversores en que puedan seguir siendo tan excelentes. Solo es eso.