¿Podemos liderar sin utilizar el miedo?
Los directivos que abusan de la amenaza lastran la innovación y frenan el desarrollo profesional
Barcelona
El próximo agosto se estrena La casa del Dragón, una esperada precuela de la serie televisiva más premiada de todos los tiempos: Juego de tronos. La historia de fantasía medieval ha enganchado a millones de espectadores por su capacidad de desarrollar una trama ficticia de calidad y, al mismo tiempo, sugerir reflexiones sobre cuestiones plenamente vigentes, como el poder político, las desigualdades sociales o las relaciones humanas. En este sentido, el debate sobre los distintos modelos de liderazgo también es uno de los temas que se filtran de forma sistemática en los relatos dramáticos de la serie.
La dicotomía en estilos directivos se ve reflejada en dos personajes femeninos que encarnan las caras opuestas en cuanto a la utilización del miedo como herramienta de liderazgo. Por un lado, tenemos a la reina Cersei Lannister, que es especialista en sembrar el terror entre sus súbditos, siempre con la amenaza por bandera y aplicando una dinámica de trabajo perversa que se podría resumir con el lema: “Haz lo que te digo, ahora, o morirás”. En cambio, en el otro extremo encontramos a Daenerys Targaryen, más conocida como Madre de Dragones, que sustenta su gobierno sobre los pilares de la afiliación, convencida de que ponerse al servicio de los intereses colectivos es la mejor forma de ganar autoridad y ser reconocida por sus seguidores.
El miedo es un elemento muy común en determinados estilos de liderazgo, anclados en una lógica de carácter militar, que erige el castigo como motor de acción. Y si ha conseguido mantenerse a lo largo de los años es porque, tal y como reconoce el psicólogo Daniel Goleman, el ejercicio de una dirección coercitiva puede facilitar logros empresariales como el rendimiento inmediato o la disciplina grupal.
Sin embargo, las compañías que abusan de la dialéctica del miedo tienen muchas probabilidades de acabar sufriendo las tres grandes contraindicaciones de los métodos represivos. En primer lugar, se produce un gran freno a la innovación, ya que se instala un sentimiento de temor al fracaso que lastra cualquier intento de cambio. Además, se hace mucho más difícil el desarrollo profesional, entendiendo que la amenaza constante provoca el progresivo empequeñecimiento de los trabajadores. Y, por último, se agrava el problema de la fuga de talento, ya que la gente más valiosa prefiere alejarse de los entornos tóxicos.
Los líderes que basan su labor en el miedo no acostumbran a reconocerlo, pero la fundadora de Human Workplace, Liz Ryan, describió las cinco características que nos pueden ayudar a identificarlos. Según ella, tienen especial predilección por enseñar a su manera (no que les enseñen), construyen clasificaciones reduccionistas de su entorno (eres amigo o enemigo), hacen constante referencias a sus méritos (para apuntalar la autoestima), no tienen interés en explorar nuevas ideas (ya saben todo lo que quieren saber) y son adictos a las varas de medir (así sienten que tienen el control).
En cualquier caso, Daenerys siempre tiene una importante ventaja sobre la malvada Cersei, y es que su equipo está con ella por convicción. Algunos incautos la consideran más débil, pero no se dan cuenta de que atesora el verdadero poder del liderazgo.
Una dirección coercitiva puede facilitar logros empresariales como el rendimiento inmediato
La dialéctica del temor comporta un gran freno a la innovación y agrava el problema de la fuga de talento