Ya es hora de refundar la Unión Europea
La victoria en las presidenciales francesas de Emmanuel Macron otorga, disquisiciones políticas aparte, una nueva y quizás última oportunidad hacia un impulso definitivo de la UE en el escenario geoestratégico global, equiparable a su poderío comercial. Se trata de impulsar su refundación a un triple nivel: energético, de seguridad y defensa y ampliación.
La invasión de Ucrania pone de manifiesto que una rápida transición hacia una energía limpia y autogenerada es más urgente que nunca y sentará las bases de una nueva Europa. La UE importa el 90% del gas que consume, y Rusia aporta más del 45% de ese volumen. Más de la mitad del gas importado por Alemania es ruso, reflejando su elevada dependencia.
Y el 25% y 45% de las importaciones comunitarias de petróleo y carbón, respectivamente, proceden también de Rusia.
Con esta premisa, la Comisión Europea ha presentado REPower EU, destinado a que la Unión se independice del combustible fósil ruso, sobre todo gas, antes del 2030. Diversificar el suministro de gas mediante mayores importaciones de gas natural licuado y gasoductos no rusos, así como incrementar la producción e importación de biometano e hidrógeno verde, son sus premisas.
Esta refundación energética busca incrementar la eficiencia energética en hogares e industrias mediante el aumento de la energía renovable y la electrificación. La aplicación de REPowerEU eliminará 155.000 millones de metros cúbicos de uso de gas. Eso equivale al total importado desde Rusia en el 2021, y dos tercios de esta cifra podrán suplirse en un año. Con esta premisa, la UE podría establecer en breve objetivos más ambiciosos de transición hacia el uso de renovables. Hay que recordar que el objetivo actual es de recortar las emisiones de efecto invernadero en un 55% hasta el 2030 desde niveles de 1990.
La invasión rusa de Ucrania también ha incrementado la necesidad de unificar esfuerzos en seguridad y defensa. El plan Brújula Estratégica, que incluye la creación de una capacidad de despliegue rápido de hasta 5.000 militares, complementar proyectos ya en marcha como el Fondo Europeo de Defensa, primer presupuesto comunitario destinado a tal fin, y los proyectos de cooperación estructurada permanente, que estrechan lazos en el sector industrial militar europeo. La defensa de Europa es tarea de sus estados miembros y de la OTAN en último extremo, pero los recientes acontecimientos bélicos deben reorientar e impulsar la refundación europea, en pos de una mayor unión militar.
La ampliación del club comunitario es la tercera tarea pendiente del proceso, con la solicitud de Ucrania como país candidato. Tras las últimas incorporaciones del 2004 se percibe un cierto agotamiento de las fórmulas convencionales de adhesión, que conviene revisar. Creemos que, para la UE, ya no se trata de priorizar el innegable éxito económico derivado de la ampliación, sino de consolidar valores, libertades e instituciones democráticas que contribuyan a la estabilidad. Se impone así reinventar el proceso de adhesión.
Decía Theodore Roosevelt: “Cree que puedes y ya habrás recorrido medio camino”. El eje francoalemán, pese a la presidencia francesa actual de la UE y con Alemania presidiendo el G-7, no ha conseguido hacer más relevante el papel europeo en el contexto mundial. Hay cinco años para lograrlo.